Abril Rojo, Santiago Roncagliolo.

He dicho más de una vez que estoy leyendo poco a poco todos los libros ganadores del Premio Alfaguara y esta vez es el turno de Abril Rojo, que combina el relato policial con la historia de Perú.

 Roncagliolo introduce al fiscal Félix Chalcatana como nuestro protagonista. Este se ve envuelto en una investigación que aborda el primer asesinato de una serie de crímenes, dentro de un Perú amenazado por la guerrilla y la milicia propia de una dictadura, donde nuestro protagonista se dirige hacia lo que fue Sendero Luminoso y describe a la figura de Fujimori a lo largo de abril del 2000. Así, con tonos de thriller, Chalcatana va perdiendo la poca inocencia que le quedaba al toparse con los horrores que hay dentro de su país, sosteniendo conversaciones con testigos que, curiosamente, mueren tras haber hablado con él.


El peruano despliega su capacidad para intercalar la sorpresa con hechos históricos crudos. Se inmiscuye en las tradiciones centenarias que se practican, los rencores sociales, la burocracia dictatorial, la violencia propia y el nuevo turismo de su pueblo, a través de su protagonista, que se arma como un Frankenstein compuesto de muertos que le facilitan información y que representan estratos sociales, permitiéndole reflexionar sobre las heridas abiertas que deja la violencia sobre los pueblos.

Se basa en el último año de mandado de Fujimori, en el cual creó leyes para desmantelar al grupo subversivo del Sendero Luminoso. A partir de ahí, el escritor nos muestra las dramáticas consecuencias de las políticas de pacificación y de las personas que utilizaron su poder para vengar cuestiones personales. Abril rojo es otra de esas nuevas novelas latinoamericanas que destacan la violencia contemporánea desde un punto de vista alejado de lo ideológico, colocando al hombre en un ambiente que lo incita a ser violento, entre aspectos macabros, alucinantes y demenciales, como el terrorismo y las dictaduras.



De esta manera, consigue hacer que su relato siga una línea progresiva, en la que Chalcatana avanza de la ingenuidad hasta la inteligencia ante los crímenes que analiza. Combina el folklore y la mítica violencia casi ancestral, para desdeñar los problemas de Perú mediante la figura del fiscal, que gracias a su inocencia cae en las garras del poder, y conoce todo ese mundo. Rocangliolo construye un esquema policial que nos abruma con la sangre que derrama a medida que evoluciona, cerrando con un final idóneo.

Abril rojo es una novela recomendable, aunque no es mi favorita entre las ganadoras. Quizá para algunos puede resultar demasiado descriptiva en cuanto a la violencia y a la sangre, pero a mí esto me gusta bastante. Roncagliolo demuestra que sabe cómo trascender fronteras a través de una prosa limpia, ágil, que mantiene la tensión hasta el final y que le permite construir personajes y ambientes redondos. Una novela que conjuga elementos sociales, históricos y culturales propios de su país, que se unen para establecer una crítica implícita dentro del thriller.

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