Vivan
las mujeres una y mil veces.
He
leído pocos nicaragüenses. Investigando en internet sobre este
país, me topé con Gioconda Belli, una mujer muy feminista, que con
“La mujer habitada” se ha ganado mi corazón.
La
autora nos habla de dos épocas y dos mujeres que se unen en la lucha
contra el poder. Primero tenemos a Itzá, una indígena que en
primera persona nos narra el procso precolombino y su lucha contra
los españoles para defender su raza. Luego, aparece Lavinia, una
chica arquitecta, que vive en los años 70, que conocemos mediante un
narrador omnisciente, dentro de Faguas, con el Gran General como
Dictador y con el Movimiento de Liberación Nacional que busca un
cambio, aludiendo a Nicaragua, Somoza y el Frente Sandinista, a
través de dos historias que se combinan y complementan, mostrando
que la vida es un ciclo, lleno de hechos que se repiten y que
demuestran porqué es necesario conocer el pasado para comprender el
presente, enseñando que en cualquier época, los sacrificios son
necesarios para lograr un cambio (Im) posible.
Belli
escribe con una prosa cargada de poesía impresionante. Ella es
elegante, sensible, culta y dulce, transmitiéndole sus cualidades a
la narrativa y logrando suavizar los momentos más crudos de la
novela. Leerla es un placer, con expresiones y giros propios del
español latinoamericano, que construyen frases memorables y
preciosas, mezclando historia y ficción, magia con realidad,
entrando en temas de política y rebeldía, así como de amor y
pasión.
La
escritora nos habla de una infinidad de temas, comenzando por la
rebeldía, pasando por la naturaleza, las diferencias sociales,
ricos, pobres y terminando en algo tan fundamental como el feminismo.
La mujer habitada es una novela sublime,que aborda el papel
“secundario” de la mujer, desde una mirada principal, a través
de dos mujeres que denuncian y combaten las opresiones de su pueblo y
de las mujeres, recordándonos que es importante luchar por nuestros
ideales, en pro de un mundo mejor, dejando de lado la resignación
como solución, mostrando la necesidad de vivir “habitado” pues
sólo así podemos conseguir una vida plena, en contraposición a la
muerte en vida, porque “quien ama, no muere jamás”.
Lavinia
solo tiene 23 años y forma parte de la burguesía de su país,
independizándose de su padre y trabajando en una oficina de
arquitectura, donde descubre que el sistema proteccionista y
patriarcal se extiende a todos los ámbitos de su vida y que su
historia no tiene ningún sentido si se compara con la nacional. Así,
se va interesando en el feminismo, su auto realización y la justicia
social que, para ella, son aplicables en cualquier sistema que
necesita ser corregido. Progresivamente, se traslada a la causa
social aplicada, enfrentándose a los diferentes niveles económicos,
sociales y culturales, concluyendo que la teoría europea no es
aplicable en latinoamérica, pues aquí somos los “colonizados”,
inmiscuyéndose en su rebelión personal.
Por
su parte, Itzá luego de ser asesinada por los colonizadores, se
reencarna en un naranjo, que está en el patio de la casa de Lavina,
que se sorprende al reconocer que había vuelto al mundo respirando
en un nuevo cuerpo, siendo el puente para que Itzá vuelva a la vida
a través de su cuerpo, que es “regada” por la fuerza de
resistencia de la guerra, realizando un renacimiento espiritual,
narrando detalles del pasado, en conjunto con la magia que hay en el
hecho de que la vida tiene maneras de renovarse en sí misma,
haciendo un testimonio de la herencia de las culturas precolombinas,
con sus rituales y tradiciones, mezclando su sangre, haciendo que la
guerra de Itzá lleve a Lavinia a ver la realidad social que la
rodea, uniéndose física y mentalmente, con luchas del pasado y del
presente, que se transforman en un solo ideal: la lucha de la mujer
por un mundo mejor.
Ambas
se unen en una mujer habitada que lucha por su país e ideales,
levantándose contra la invasión española y la dictadura,
intentando mantener la libertad ante lo que las destruye, en un
progresivo despertar de la conciencia en una realidad anterior y
paralela a la suya. Es así como la nicaragüense hace un rescate de
la memoria de los pueblos de su país, que siente como parte de sí
misma y que ha sido olvidada, volviendo a través de símbolos que
muestran que algo estaba cambiando; mostrando una dualidad femenina
que busca conseguir respuestas a su condición femenina en la
realidad latinoamericana que Belli desarrolla como esas mujeres que
nos habitan y cuya historia es importante conocer y difundir.
A
través de estas 387 páginas, dos luchas se mezclan en una sola
sangre, en la actualidad y en el pasado, donde la lucha es
resistencia y la resistencia es amor y este es infinito, viendo en
esa cualidad la trascendencia de la humanidad dentro de sí misma,
pues al amar nos volvemos infinitos, que Belli aborda con una
sensualidad y erotismo brutal, con mujeres bañadas en el poder de la
naturaleza: luna, agua, pulpa de sol, que parecen ser infinitos,
paseándose por escalofríos de placer y lágrimas de felicidad en
cada página, con una pluma poética y ligera que presenta a el hecho
de vivir al mismo tiempo y en diferentes seres, en otro espacio y
otras vidas, ofreciéndonos con tintes de magia una novela que habla
de libertad, fuerza y amor.
Belli
le brinda al lector una fascinante historia paralela de dos mujeres
con unas vivencias totalmente identificables entre sí, pues hablan
de la resistencia indígena, la revuelta femenina donde la mujer
siempre es la víctima de la dominación masculina, mostrando su
rebelación contra la inercia secular, participando de forma activa
en los acontecimientos que transforman su realidad, luchando por sus
derechos básicos.
En
definitiva, una novela que se enmarca en dos procesos históricos y
característicos de Latinoamérica como lo son la colonización
española y las posteriores dictaduras violentas que surgen como su
legado, mediante un personaje que se desdobla y que muestra la
constante lucha femenina, que no se adapta a los parámetros europeos
y que parece ser mucho más difícil de lo que queremos ver. Todas
tenemos a una mujer habitada que debemos conocer y a través de esta
novela, Belli con un lenguaje poético, nos introduce en una realidad
que se enmarca en el pasado pero que está más vigente que nunca.
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