
En apenas 65 páginas de pura belleza, la
escritora reflexiona sobre que nada es para siempre, ni el dolor, ni la
felicidad, y eso es un alivio, pues aborda las desgracias que acompañan a los
amores que nos quedan para siempre, aunque deban irse, como una cometa que
ilumina todo a su paso.
Ninguna eternidad como la mía es una historia
deliciosa, de esas que pocas hay y de las que dejan en el lector una huella
imborrable con sus fragmentos y frases, pues es la historia que cualquiera de
nosotras podría experimentar; el relato de una mujer que experimenta el amor,
simple, cualquiera, sin nada sobresaliente, de esas que podrías cruzarte en la
vida y que termina, demostrando que no todo dura para siempre.
Ángeles Mastretta siempre tiene la capacidad
de construir personajes fuertes, decididos, apasionados, con los que logro identificarme
a menudo. En definitiva, una novela con la que descubrí cosas de mí que no
conocía y que sacó a la luz cosas que subyacen muy dentro de mí.
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