Teofilus Jones es
un funcionario público de un gobierno teocrático, que asume la gran misión de
custodiar al gato del mismísimo mandatario. Sin embargo, este no es un
gobernante, ni una ciudad cualquiera, pues sus calles están repletas de basura,
el agua y la luz escasean, la burocracia hace de las suyas en un régimen con un
marcado tono militar, con un líder carismático a la cabeza, que disfruta de sus
seguidores incapaces de reconocer lo que encierra el poder.
Esta es una novela llena
de intriga, humor y descripciones apocalípticas, acompañadas de descripciones
tan verosímiles como futuristas, con diálogos entre líneas que expresan una
realidad no tan lejana, si le añadimos la crisis energética, el
desabastecimiento y la falta de agua que vivimos día a día y que los personajes
intentan resolver orándole a los dioses e invocando a los espíritus milenarios
para que envíen a su Mesías y nos libere de nuestras responsabilidades
indolentes. Es así, un panorama circundante de una nación vista desde un
porvenir sentenciado a desmoronarse sin importar el listón político que se le
coloque.
Fedosy Santaella
versiona la realidad, uniendo hechos imaginarios, donde no existen ni héroes,
ni villanos. El autor construye una sátira llena de maestría y suspenso, con un
humor negro que nos permite reírnos de la realidad y desvelarla pieza por pieza,
para vernos frente a un régimen dictatorial y místico que evangeliza conciencias
para desentenderse, sacrificando la individualidad por el bienestar colectivo,
basado en el culto a la figura de un líder que busca convertirse en el credo de
sus habitantes, sometiéndolos a la obediencia de lo más insólito a cambio de
obtener las migajas de pan prometidas, evitando el desplome causado por el
desengaño.
En un mundo donde
nada tiene sentido, que se debate entre la lucha enfrascada por un ideal,
Teofilus Jones se da cuenta de que la locura se manifiesta en conjunto, pero la
cordura se recupera en solitario y que oponerse al adversario es convertirse en
su aliado y viceversa. Comprende de qué va la vida cuando se convive con una
sociedad entregada a la idolatría y el conformismo, ante un líder venerado por
sus malos chistes y sus chácharas llenas de puro cuento.
Santaella nos
sumerge en un relato inverosímil que se enfrenta a un espejismo que refleja una
realidad que nos incomoda por lo cercana que es. El escritor logra capturar la
atención del lector, seducirlo y llevarlo hasta el final del libro casi sin
darse cuenta. Construye una visión resquebrajada de un mundo que se vive, una
sociedad paralela, muy similar a la nuestra, partiendo de la risa para
reconocernos y rehacer la realidad fuera de la ficción. Nos hace reír, gozar,
pero también llenarnos de angustia y desesperanza , a partir de un gato que
desenmascara la verdad ideológica de un gobierno que hace de todo para
mantenerse en pie.
Sí, me divertí
mucho riéndome con este libro, porque como venezolana tengo la mala maña de
reírme de mis propias desgracias y hacer chistes de mis tragedias. También he
llorado porque ese mundo “imposible” que se arma en Las peripecias inéditas de
Teofilus Jones es mi país el día de hoy, casi ocho años después de la publicación
de la novela. Aquella ficción se vuelve hoy en día profética y eso, para ser
sinceros, me da miedo. En definitiva, una novela que esconde una fuerte
crítica, donde se sufre pero se goza y que muestra, mediante una república
ficticia, a un país no tan de mentiras donde todo eso se vuelve realidad.
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