El mito de Sísifo en la contemporaneidad de Latinoamérica.



 
Sísifo era el rey de Corinto que, un día, ve a un ágila gigantesca llevar a una joven hacia una isla cercano. Cuando el padre de la criatura se entera que su hija había sido secuestrada y empiezan a sospechar de Zeus, el muchacho le cuenta lo que había visto, logrando que el Dios del Olimpo lo enviara al infierno, siendo castigado a empujar una piedra hasta la cima de una montaña, que al llegar rodaba de nuevo hacia el inicio, haciendo esto hasta la eternidad.

El mito se constituye como una metáfora de la vida contemporánea, que puede más que nosotros y que se manifiesta en figuras heroicas, que soportan duras puestas y, aún así, están dispuestos, como Sísifo, a volver a empujar la pesada roca, siendo esto una metáfora del coraje, representada en personajes como Bolívar, Mártir e, incluso, Castro, que se derrumbaron una y otra vez, teniendo que comenzar de nuevo.

Su castigo es el símbolo ilustrativo del empeño por la libertad, en un mundo que supera al hombre, que pretende comprender las verdades del universo, que da como origen un “mal de ánimo” que surge al entender el sinsentido de todo, siendo la rebelón el ejercicio mediante el cual aceptamos el problema al que nos enfrentamos.

Sísifo es una metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre, que conoce su miserable condición y, así, consagra su victoria. Esa roca es su casa, que forma un mundo y que, tras entender que haga lo que haga nada tiene sentido, disfruta de su castigo, aceptando que, al no tener opción, puede disfrutar de su vida, sea como
“Oh, alma mía, no aspires a la vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible”.

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