Los platos del diablo, Eduardo Liendo.



Tremendo libro.

Los platos del diablo es una novela complicada. De esas que necesitan ser reposadas para poder asimilarlas. Y aún así, la gente dice que en Venezuela no se escribe bien. Es el primer libro que leo del escritor y concluyo que es una novela asombrosa, dentro del relato negro, donde la literatura se escribe a sí misma, en una especie de crónica policíaca, llena de humor satírico.

En un relato fuera de lo común en nuestras letras, Liendo propone un enigma que gira alrededor de un manuscrito que cayó en las manos equivocadas. Así, construye una trama que aborda el universo de la creación literaria, en una novela con dos caras: la narración intelectual sobre la literatura y la ficción policial, equilibradas para construir un final memorable.

Nos presenta a tres personajes sumamente complicados. Primero, tenemos a Ricardo Azolar que se esfuerza por escribir y que trabaja en una editorial. Desde pequeño determinó que sería escritor y que escribiría una obra que lo catapultara al Olimpo literario, que fuera recordada por todos. Sin embargo, no logra encontrar esa perfección dentro de la escritura que buscaba, pues ninguna le parecía suficiente para perpetuarse en el tiempo. Por su parte, Daniel Valencia es de esos escritores que escribe sin esperar el éxito rotundo. Hace el ejercicio de la escritura, dejando de lado la aprobación del lector.

Ambos encarnan dos figuras de “escritor” completamente distintas. Azolar es solitario y ha vivido rodeado por la lectura, dejando de lado otro tipo de actividades. Valencia, por su parte, es todo lo contrario, un escritor atípico, que escribe por gusto y no necesariamente por oficio u obligación.

Se unen mediante la presencia femenina: Lisbeth, pues ambos se enamoran de ella, dando origen a la ficción de la novela, donde nacen los celos y la insatisfacción, que llevan a un crimen que conocemos desde el principio, convirtiéndose así en una trama circular donde el problema es encontrar el punto de quiebre que desató esa medida.

Mediante la trama policial reafirma el sentido literario, pues el motivo del crimen es el plagio de un manuscrito con el que Azolar se consagra finalmente. Cuando es descubierto, nos damos cuenta de que la literatura que tanto lo atrapa y que tanto luchó por tener es la causante de su tragedia personal, vinculada a la insatisfacción del éxito falso que había levantado. De esta manera, en Los platos del diablo, la literatura es el centro, el objetivo y la idea de existencia, en un relato reflexivo que presenta a dos personajes que son opuestos y que se desdoblan (imposibilidad de creación frente al talento nato).

En definitiva, Los platos del diablo es una novela corta pero intensa, que habla de la literatura dentro de la literatura, siendo este el motivo de toda la trama, que hace un homenaje a la misma y que se debate sobre la creación, en un tiempo cíclico que va y viene, en una especie de prolepsis que comienza con el final y que a medida que avanza, da comienzo a una retrospectiva de los hechos, contada en tercera persona desde el pasado. Un libro imprescindible para todo aquel que se considere lector.

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