“Los perros viven, en promedio, unos diez años, mientras que la
expectativa de vida de los hombres ronda los setenta años. Si juntamos ambas
afirmaciones podemos concluir que una persona tiene la posibilidad de poseer
siete canes, desde que nace hasta que muere”.
Me gustan los libros que describen situaciones
cotidianas. Vidas de perros es uno de ellos, escrito por el venezolano Mirco
Ferri, presenta a un personaje dentro de una vida gris y común, rodeada de
perros que son testigos de sus vivencias y que forman una trama preciosa.
Nos presenta a Tomás, un venezolano normal, sencillo, sin ningún rasgo
extravagante, que no pudo terminar su carrera de Ingeniería, que es amante de
la literatura y de los perros, que lo acompañan y son su soporte para soportar
los reveces de la vida, pues nuestro protagonista experimenta el amor, el sexo
por primera vez, las mentiras dentro de la política, la muerte de sus padres,
el volverse adicto a algo, el tomar las riendas de su vida y, sobretodo, el
aprender de todos sus errores, aceptando que son imposibles de corregir. Su vida es gris, no toma riesgos y, si lo
hace, luego no sabe cómo darles la cara, sin embargo, su se mueve con o
sin su permiso, siendo sus perros la única compañía que no lo abandona, pues
mientras el resto de personajes lo abandona, sus amigos caninos permanecen ahí,
frente a la soledad que lo abruma.
Por ello, titula un período de la trama con el nombre de cada animal, asociado
a una historia de amor, donde muestra distintas épocas de la historia de Venezuela, desde el comienzo de la democracia en
1958 hasta la llegada del nefasto chavismo. En compañía de las vivencias de
Tomás, el escritor nos pasea por diversas épocas del país, mostrando los
sucesos que fueron debilitando la democracia hasta llegar al desastre comandado
por el hombre de la verruga, con un tono melancólico que ve destruirse lo que
conoció y abrirse paso al fin de lo que algún día fuimos.
Mirco
Ferri nos pasea por lugares y sucesos que son familiares para cualquier
venezolano, incluso para mí, que “nací en revolución” y que no conozco esa
Venezuela bonita que se describe a principios de la novela. Construye ese
pedacito de memoria cargada de nostalgia colectiva de la que todos hablamos, de
cuando eran (mos) felices y que ha decaído hasta dejarnos en esta miseria.
Presenta
a Caracas en todas sus facetas, descrita en primera persona, y la compara con el
monstruo que se ha convertido, añorándola, basándose en su recuerdo y
trasmitiéndonos a nosotros los lectores, con un lenguaje sencillo vale
destacar, cómo fue y lo mucho que la extraña (mos). Esa ciudad atolondrada por
la que nos paseamos en el hoy por hoy, fue alguna vez una ciudad difícil, pero
que se sostenía, o eso dice la leyenda, que se transformó, con la modernidad y
la política, en el caos rodeado por una alta montaña que conocemos los del
siglo XXI.
Con
una prosa íntima y conmovedora, Vidas de perros es una novela que muestra los
diversos puntos de nuestra historia que desembocaron en el socialismo del siglo
XXI que nos asecha en el hoy por hoy. En definitiva, una novela que muestra los
diversos males que desprenden del chavismo, que refleja las diversas épocas de
una Venezuela olvidada, en conjunto con diversas historias de amor que aportan
experiencias de vida y que une todos sus hilos a través de la vida de cinco
perros, que muestran su importancia en la vida humana y que concluye a rescatar
lo que algún día fuimos ante el futuro avasallante que se nos avecina.
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