Vivan los artículos.
No sabía de la existencia de Zaid hasta que vi este libro entre los favoritos de alguien que hace booktube cuyo nombre no recuerdo. Al escuchar el título no pude resistirme y salí corriendo a buscarlo para ponerme a leerlo. Qué bueno que no me equivoqué, porque este libro es una maravilla que ahora forma parte de mis libros favoritos de este año y para siempre.
Este es un libro sobre libros que parte de la idea de que cada vez se publica más, cada vez hay más libros en el mundo y es imposible que alguien pueda llegar a leerlos todos, simplemente no existe un lector que pueda mantener el ritmo actual del mercado editorial. Siguiendo ese hilo de ideas, con un estilo muy sencillo e inclusive con toques de humor, conjugado con estadísticas y el propio conocimiento del mundo editorial, Zaid escribe un alegato a favor de la lectura, criticando esa publicación desaforada, llena de la egolatría global.
Y lo curioso de la historia es que el libro vio la luz en 1974, cuando no había ni rastros de todo el mundo comercial y consumista que se ha vuelto el tema de la “literatura”. Este es un libro entretenido, pero sobretodo sugerente y contundente, parece ver al futuro pues, aunque no advierte la llegada de las tablets, las Kindle, el PDF y los eReaders, habla de esa eterna condición de escribir y escribir por comercializar y no por el arte que tanto necesitamos.
Yo soy de las que opina que, así como nos ha ayudado mucho, Internet ha causado un daño terrible y parece que Zaid lo dijo hace unos cuantos años ya, en plena explosión de las letras, cuando por lo menos parecían tener más sentido que ahora. A mi cabeza llega la duda de qué pasará en un futuro, ¿es que acaso seguiremos publicando sin ver que es probable que estemos cometiendo un error en ambos lados?
Como bien lo dice el autor, hay un exceso de libros publicados y todos los editores están de acuerdo con eso, de ahí si titulo: son demasiados libros. Asimismo, concluye que no son ellos los que deben frenar, sino los otros, llegando a la conslusión de que hemos sobrepasado el límite, de que estamos en el exceso y que el drama viene al darse cuenta de que comenzamos leyendo porque nos gusta, pero vamos reuniendo libros que te obligan a luchar por conseguirles un nuevo espacio en una biblioteca en eterna expansión.
Y debo admitir que estoy absurdamente apegada a mis libros, al punto de que luego de haber leído este libro, sigo sin verme capaz de abandonar a ninguno. Intenté hacer una selección de certezas y descartes, aparecen esos títulos que has leído mil veces, otros que no te han gustado, los que sabes que no volverás a leer pero que forman parte de una memoria sentimental de la que no podemos escapar.. en fin, nos ponemos compasivos a la hora de sacar alguno, por lo menos al intentarlo, salí con más libros que con los que entré, tome algunos para releerlos, retomé sensaciones experimentadas durante su lectura, recordé sus compras o cómo fueron regalados, esa sensación de tener la obligación de cuidar de él, de mantenerlo ordenado en tu biblioteca y velar por él a lo largo de los años.
Y es que no hay remedio, todos los que compartimos este amor estamos condenados a vivir rodeados de libros. Cuando se vive entre ellos, uno se acostumbra a su compañía, su olor, sus páginas y pretender dejarlos es casi imposible, sin embargo, no descarto la idea de volver a intentarlo, aunque debo admitir que ordenar la biblioteca es sólo una excusa para volver a toparme con todas esas historias que amé o que daba por perdidas.
En definitiva, Zaid propone que la idea final es lograr que los demasiados libros encuentren a su lector ideal y sea cada vez menos el consumismo que puede más que nosotros. Muchos libros y poco tiempo. Gabriel Zaid construye un ensayo divino, partiendo de varios mitos con respecto al libro, tocando temas como su comercialización y eso que se han encargado de denominar como ser “culto”, poniendo sobre la mesa la realidad de que hay cada vez más escritores pero menos lectores, cerrando con un mensaje de alentador,
No hay comentarios:
Publicar un comentario