Middlesex, Jeffrey Eugenides.



"Llamar a Middlesex una novela sobre un hermafrodita sería como llamar a La Odisea una historia sobre un tipo en un barco".
La prosa de Eugenides me conquistó en Las vírgenes suicidas, en compañía de su hipnótica trama…Cómo olvidar a las hermanas Lisbon. Así que éste nuevo año dije porqué no, vamos a darle con otro libro de éste autor y opté por hacerlo con Middlesex, que terminó siendo una novela genial, épica e increíble.

Tiene un Premio Pulitzer encima más que merecido. Middlesex tiene un concepto tan absurdo como necesario, buscando lo imposible consigues lo excelente. Es una historia que se disfruta desde la primera hasta la última página, de la que podrían salir un montón de libros más, porque contiene historias y personajes que dan para un libro entero, Eugenides parte de una base aparentemente sencilla (la biografía de un hermafrodita) y se adentra en una historia que termina siendo muy compleja, llena de personajes, artistas, sombras, luces y pare usted de contar, donde la sexualidad es sólo un tema más, ligado a la integración social, los guetos y el racismo.  Narrada en primera persona en la mayoría de los capítulos, alternándose raras veces con uno en tercera persona, construyendo así una historia que no habla sólo de una persona hermafrodita, sino también de toda su familia, de todas las situaciones que llevaron a aquel gen a montarse en su ADN.

Cal es nuestro protagonista, el principal, más no el único.  Comienza el libro presentándose como alguien que nació dos veces, “Nací dos veces: fui niña primero, en un increíble día de niebla tóxica de Detroit, en enero de 1960; y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974…”, a partir de ese curioso hecho, conocemos la mestiza genealogía que lo rodea, comenzando por sus abuelos, Desdémona y Lefty, dos hermanos enamorados que viven en una comunidad griega (qué amor) en Turquía, que abandonan su pequeño mundo luego de que estalle una guerra entre estos dos países  vecino, rumbo a los Estados Unidos,  a lo desconocido, donde la prima Lina y su marido lo esperan.  Allí nace y se desarrolle Calíope Stephanides, con sus descendencias griegas, que viene con una mutación que lo hace diferente a los demás, tiene el fenotipo de mujer y el genotipo de hombre, y mediante hechos de su vida, retrata su situación, la de sus antepasados y realiza una biografía de Estados Unidos, centrándose en Detroit, desde los años ’20 hasta casi los ’80. Cal se convierte en un hombre, vive como tal, sólo que de vez en cuando, algún gesto manifiesta la existencia de su anterior persona, Calíope, la mujer. Así se nos presenta la vida de Cal, un hombre (¿es un hombre?) que ha pasado por distintas ridiculizaciones y operaciones, debido a su mutación ligada al quinto cromosoma que sobrevivió a través de nueve generaciones de la familia Stephanides; en primera persona conocemos la historia del cerebro de un hombre que se ha encerrado, criado y educado como una chica.

Las incontables referencias a la mitología griega son sin duda mi detalle favorito. En Middlesex hay varios pasajes interesantísimos que tienen su trasfondo mitológico que me ha encantado, uno de ellos es la odisea por la que Lefty y Desmemona atraviesan desde su natal Smyrna hasta una Detroit descrita con muchísimo cariño. Me encanta como se entremezclan una infinidad de temas partiendo de una aparente biografía, con la guerra greco-turca de fondo, la mecanización del ser humano en fábricas americanas, la búsqueda de felicidad y mis preciosos dioses griegos de fondo, se construye una historia magnífica, digna de admiración, que se divide en cuatro partes, que a su vez se dividen en capítulos, que reúnen 600 y pico de páginas, que construyen una novela maravillosa y sumamente peculiar, que narra 80 largos años de una familia.

El narrador es otro punto que me enloquece. Calliope era una preciosa niña que desde su nacimiento compararon con la mismísima Cleopatra y que se convierte en un mosquetero, un hombre un tanto brusco, que lo cuenta todo muchos años después, en Berlín, ya hecho mayor, todo por culpa de un gen que su familia que ha ido transmitiendo a lo largo de generaciones. Además, con una prosa meticulosa y sencilla, al estilo de los grandes, que te hace devorar página tras página; no es un libro corto, roza casi las 700 páginas y, a pesar de la infinidad de temas, no se vuelve pesado. La narrativa de Eugenides es divina, única e imperdible, estamos delante de un magnífico escritor, que espero seguir leyendo (y que ojalá se gane un Nobel), que trata el tema de la vida de Cal de manera muy fluida y de forma magnífica, sin melodramas y con un humor bastante ligero, que complementa la temática, y que nos lleva a empatizar bastante con nuestro protagonista, que se enfrenta a experiencias muy traumáticas, con las que el autor juega e incorpora elementos biológicos como el DNA, las mutaciones, el gen, étc, todo sumamente bien escrito, documentado y explicando, dándole un rigor científico que, por mi parte, agradezco muchísimo porque no tengo ni idea del tema.

Vivir como mujer y hombre a la vez es un estigma complejo que Cal arrastra durante toda su vida, la etiqueta científica que lleva en su alma y cuerpo sólo se resume en una única e intransferible definición: hermafrodita. Mientras que la denominación de su dualidad, con la que debe relacionarse con otros seres humanos viene a ser mucho más retorcida: intersexual. Ésta condición es sumamente interesante, la combinación de ambas es rarísima, pero funciona bastante bien. Es el lado más serio de la historia, todas estas condiciones que tienen que ver con un temas de la sexualidad muy serias, que no soy quien para definir, pero que se encuentran bastante explícitas en internet. Así que, además de todo, nos lleva a investigar. Y es que en el fondo, es una historia de alguien que bucea en su propia identidad, sexual y personalidad, que le huye y le confunde, busca ese yo y siempre termina sumergido en otro, como al final, cuando se enamora y teme por el futuro de su relación.

Sin duda, es un libro reflexivo que aborda temas muy difíciles con mucha naturalidad y familiaridad. Da como resultado una novela sobresaliente, poderosísima y que de seguro lo llevará al Nobel. Si Las vírgenes suicidas es excepcional, Middlesex es apoteósico. Eugenides tiene un gran magisterio literario, que intimida al alma humana. Un clásico moderno, que construye a “una novela con dos cabezas que nunca se miran a los ojos”, habla de la vida como un eterno conflicto entre opuestos. En definitiva, un libro imprescindible, que me ha encantado, con múltiples referencias a mi amada mitología griega y con una prosa increíble, un clásico moderno que no pueden dejar pasar, que da mucho que pensar y que no pueden dejar de leer.

"Como Tiresias, primero fui una cosa y luego otra. [...] Un carro blindado me condujo a una batalla urbana; una piscina me convirtió en mito; abandoné mi cuerpo para tomar posesión de otros: y todo eso ocurrió antes de que cumpliera dieciséis años."

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