Isabelita,
mi amor.
Isabel
Allende es una de mis escritoras favoritas. Me conquistó con La casa
de los espíritus, me enamoró con Paula, se ganó mi corazón con La
ciudad y las bestias y así ha ido con cada uno de sus libros convirtiéndose en uno de mis pilares literarios. Hace poco más de
tres o cuatro meses, recibí Hija de la fortuna, uno de los pocos
libros que me faltaba por leer y que, como era de esperarse, me
encantó (porque además, fue un regalo muy especial).
La
escritora toma la figura femenina de Eliza, que es encontrada recién
nacida en la puerta del domicilio de los Sommers y que vive
intensamente un amor romántico y descabellado a los 16 años, que va
desde Chile hasta San Francisco, atravesando la fiebre del oro
completamente sola en busca de él, hasta los recónditos parajes
donde los mineros sufren una cantidad de calamidades. Su amante
termina confundiéndose con la figura del forastero Joaquín Murieta;
trasladándonos a espacios y ámbitos sociales distintos, desde la
burguesía Chilena en Valparaíso, hasta los barrios míseros de su
querido Joaquín Andieta, mediante el viaje que realiza ella y su
madre adoptiva Rose, viajando al norte para encontrarla, donde ella
se hace pasar por hombre, intentando encontrar a Joaquín a través
de una serie de aventuras donde experimenta la libertad que siempre
deseó y que estaban prohibidas en su condición de mujer; dándose
cuenta dentro de esa insaciable búsqueda de que ha encontrado en sí
misma una nueva Eliza.
Isabel
Allende trae a la memoria el período histórico chileno del momento,
insinuando actividades políticas de la época, ligado a una
excelente investigación de la fiebre del oro que nos sitúa en San Francisco, esa gran ciudad con sus defectos y cualidades, que
reconocían que la mujer podía tener un papel diferente al que
desarrollaba en el Chile de la época.
Además, incluye la visión étnica de la novelística chilena, pues Eliza se
crió entre la salita de costura y los patios traseros, hablando
inglés y una mezcla entre español y mapuche, la lengua indígena de
su nana, a veces vestida y calzada y otras jugando con las gallinas y
los perros descalza y cubierta por un delantal.
Como
bien ha afirmado en diversas ocasiones, su propósito siempre ha
sido contar la tragedia de este torturado continente y la esperanza
de los hombres y mujeres que luchan por hacerlo mejor. No sólo
escribe sobre lo que ocurre, sino cómo ocurre y qué acarrea, pues
para Eliza era difícil vivir en Chile dentro de su situación y
posteriormente en San Francisco como un hombre, pero también era
difícil vivir como una mujer extranjera en California, donde
argumentan que “donde hay mujeres, hay civilización” y la autora
no escoge a un sexo para sobre ponerlo al otro; sólo los presenta
como seres humanos, sujetos al devenir de la existencia.
La
prosa de Allende siempre tan sencilla llega al lector con una
“morosidad inquietante” a través del amor y todos sus senderos,
con tres ejes fundamentales en la novela: Rose, la inglesa, Eliza, la
chilena, y Tao Chi'en, el oriental, siendo los tres extranjeros en
algún punto de la historia, que a veces se entremezcla con toques de
realismo mágico.
La
novela abre y cierra como las piezas de un rompecabeza, pues todo
encaja a la perfección, convirtiéndose en una mina de oro al estilo
californiano. De la misma manera, Allende pretende sellar de forma
permanente aquellas verdades que no deben olvidarse con el tiempo,
asentando en el texto algunas “verdades terrenales” depositadas
en la historia vivida por el ciudadano común, hablando por aquellos
que no pueden hacerlo, solidarizándose con exiliados, mujeres,
pobres, campesinos, asesinados, prostitutas, embarazadas,
desamparados, entre muchos otros, buscando mostrar la cara de la
historia que la versión oficial oculta, centrándose en los mineros,
llenos de una aparente fortuna, explotados durante la fiebre del oro;
incorporando una visión de la historia individual y marginal,
haciendo de médium para acceder a esa memoria histórica dentro de
un momento del que no se ha dicho todo y donde mucho ha sido borrado,
rellenando los espacios que la historia ha dejado de lado, llenos de
arte y hechos ficticios que no rompen con la verosimilitud del hecho
histórico que sirve de referente.
Uno
de esos espacios en blanco más emblemáticos lo constituye la
enigmática figura de Joaquín Murieta, un personaje histórico del
que hay miles de versiones que se encuentran y contradicen, que es
presentado como un bandido perseguido y que no sólo representa al
famoso fugitivo de la ley, sino también a la escurridiza sombra que
Eliza persigue, recreando una historia ambientada en el siglo XIX con
un punto de vista femenino. Paulina, Eliza y Rose son personajes
cargados de una ideología propia de una mujer, que van en contra de
lo que dominaba en ese período, pues son mujeres que trabajan, que
poseen una visión empresaria, con cualidades aparentemente masculinas, que encuentran (lastimosamente) siempre la sanción correspondiente, pues Allende plantea un discurso diferente al
empleado en la época, trasformando la función de la mujer.
En
la narración utiliza el “futuro perfecto”, pues en repetidas
ocasiones nos muestra el producto final o nos anticipa hechos que se
desarrollaran más adelante, pero al hacer uso de estos recursos,
muestra que el interés no está en el desenlace como tal, sino en el
proceso que lleva a ese desenlace, tomando como motivo el viaje y la
búsqueda de su amor, donde Eliza se transforma externa e
interiormente. Su metamorfosis se va dando de manera paulatina, pues
la joven que se presenta en Valparaíso que comete una falta de moral
gravísima para la época, ya que al perder su virginidad y quedar en
cinta, queda sin posibilidades de casarse y tener así un lugar
respetable en la sociedad, ejecutando un aborto como la muerte
social de la que forma parte, que la lleva al viaje del renacer en
una nueva persona, no es ni la sombra de la que vive en San
Francisco, con una nueva identidad, libre de corsés y atuendos
femeninos, bajo la identidad de un chino, cuya búsqueda comienza a
cambiar, pues al cambiar de ropa e identidad, entra en un nuevo
estado que le permite comportarse a sus anchas, dentro de su propio
espíritu femenino ansioso por experimentar la libertad y las
actividades reservadas sólo para los hombres; en la seguridad de su
nuevo atuendo, donde gana la invisibilidad que le permite ir y venir
desapercibida en un mundo salvaje donde las únicas mujeres capaz de
aventurarse son las prostitutas.
Allende
retrata muy bien cómo se sometían a los patrones sociales del siglo
XIX las mujeres de la época, con el propósito de desacralizar los
discursos patriarcales que se vienen arrastrando desde esa época,
mediante un personaje principal que busca reconciliarse consigo
mismo, para poder descubrir su propio ligar en el mundo, dejando de
lado esa figura del corsé que simboliza esa opresión
característica, para renacer con una visión de sí misma renovada,
pues encuentra su identidad incluso cuando está rodeada de mujeres
que afirman que el es el “chilenito”, ya que al final Elías o
Eliza Andieta se constituyen en un sincretismo entre ambos.
En
definitiva, una novela que me ha encantado y que se va de una a mis
favoritos de este año 2017. Allende defiende el derecho femenino en
todas sus dimensiones, pues está dispuesta a desafiar el discurso
masculino, sin eludir los sentimientos, construyendo una literatura
llena referencias a cierto tipo de mujeres, teniendo a la escritura
como una responsabilidad, ya que le permite acercarse a la historia y
mostrarla desde otro lado, pues tiene un arma poderosa y un ancho
canal de comunicación, para seguir teniendo la función de dar una
nueva luz a hechos históricos y denunciar los abusos que sufren los
sectores minoritarios de la población, siendo estos inmigrantes en
busca del oro, prostitutas, desamparadas y mujeres luchonas, que son
parte de una sociedad sincrónica que parece repetirse en la
contemporaneidad de la vida en pleno siglo XXI.
hola mariana! llegamos despues de tanto tiempo y nos encontramos con tan bella reseña, la autora nos gusta mucho y quedaras pegadita al muro, vite que portadas tan bonitas! esperamos saber pronto de ti, saludosbuhos.
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