Un mal nombre, Elena Ferrante.

Quién habrá escrito este libro.

Yo no soy mucho de sagas. Me gustan los libros que empiezan y terminan en uno solo. Pero no me pude resistir a la saga Dos Amigas de quien quiera que sea Elena Ferrantes, esa gran anónima que dice que sus cuatro libros pueden leerse como uno solo.

Después de terminar La amiga estupenda quedé enamorada y en shock. Su final fue intenso e inesperado, recordándome porque no me gustan las sagas, muy abrupto, con muchas ganas de más, tanto que tuve que salir corriendo a buscar el segundo. Con el sosiego propio de quien no se cree lo que acaba de suceder, empecé esa misma noche Un mal nombre, terminándolo la tarde siguiente porque soy una desesperada y en época de vacaciones todo es posible. Lo cierto es que también me ha dejado muy picada, pero ya he terminado la saga.



La amiga estupenda termina con la boda de Lila y Stefano, siendo Un mal nombre la continuación de este matrimonio que huele a fracaso. Lila no quiere ser la esposa obediente que todos esperan y tras la transformación de Stefano se convierte en una joven atrapada e incontrolable. Lenú o Elena, la narradora y mejor amiga empieza a llevar la vida propia de una señora adinerada, con trabajos temporales, soñando con huir de su origen, ese barrio marginal de Nápoles que parece perseguirla.

Me gustaría ver estos libros en la pantalla grande porque son lo mejor que he leído últimamente. Esta persona anónima, sin sexo, sin nombre, sin una verdadera identidad, construye unos libros magníficos y únicos que nadie puede dejar de leer, pues tiene una agilidad increíble para introducir personajes y reflejar a través de ellos situaciones, emociones y sentimientos que todos hemos experimentado en algún punto de nuestra intimidad aunque pensemos que somos los únicos que sufrimos eso.

Consigue recrear la complejidad de las mujeres, sus contradicciones y pasiones a través del recurso de la amistad, en su esencia, como lo que es realmente. Elena Ferrante te lleva a un reflejo de tus errores, te pega, te obliga a afrontar la realidad, la vida con toda su dureza y belleza, concluyendo que no todo es lo que parece y que la traición puede venir de quien menos te lo esperas.



Todo lo demás ya quedó dicho en la primera reseña. En definitiva, la continuación titulada “Un mal nombre” no se queda atrás y maneja esa misma fuerza y pasión que tanto me cautivó en La amiga estupenda. Los dos me han gustado muchísimo y estoy muy impaciente por conocer qué sigue en los siguientes dos libros que espero reseñar en menos de lo que canta un gallo, porque sé que hacerme con quién sea que se esconda tras el nombre de Elena Ferrante siempre será un consuelo para mi sensible alma.

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