Quirón en la mitología griega


A lo largo de los mitos y arquetipos griegos, hay uno en particular que considero importante y es la figura de Quirón, el centauro herido, que sana a los demás y que simboliza el saber pedir ayuda cuando es necesario.

La historia de Quirón viene muy ligada a la psicología. Muestra al sanador herido, que ayuda a los dioses venerados y habitante del Olimpo, que tiene sufrimientos que no pueden controlar y curar. Cuenta la historia que Cronos se enamoró de la hija de Océano y Tetis llamada Filira, y ante su acoso obsesivo, le pidió a Zeus que la convirtiera en yegua para disuadir las intenciones de Cronos, pero éste al ver sus intenciones, se convierte en caballo y de esta unión sale Quirón, mitad hombre y mitad caballo. Filira al verle, luego de un doloroso parto, vuelve a recurrir a Zeus para que la convierta en tilo y así no amamantar a semejante criatura. Lo abandona, quedando a cargo de Apolo,  su padre adoptivo, y crece siendo bondadoso, sabio, poeta e interesado en las ciencias curativas, proporcionando alivio al débil y fuerza espiritual al que está a punto de morir, repartiendo consejos a personalidades como Aquiles, Eneas, Esculapio, entre otros, quienes siguieron su ejemplo.

Un día, Quirón es herido accidentalmente por una flecha envenenada con la sangre de Hidra, que dispara Hércules, dejándolo herido en una de sus patas. A esta herida se le suma el dolor de ser abandonado, y ante su sufrimiento se abre a los demás,  en busca del alivio necesario. Él conoce el dolor y sufrimiento profundo, por lo que se acerca a los otros, proporcionándole la sabiduría para aceptar y sanar los pesares. Es así como se convierte en el sanador herido, que tiene la capacidad de curar a los otros, aunque no puede sanar los suyos.

Quirón era inmortal, por lo que estaba condenado a un dolor eterno. Es por ello que, en vez de lamentarse, lo utiliza para hacerlo más sabio aún, aprendiendo sobre la naturaleza del dolor y convirtiéndose en el sanador más grande de la historia.

Quirón tomó el lugar de Prometeo (condenado a ser eternamente devorado hasta que alguien se apiadara de él y muriera en su lugar), muriendo, liberando y liberándose de su sufrimiento; mostrando que el dolor siempre tiene su lado bueno y, desde la perspectiva de los dioses, todos tenemos algo que aportar y no somos autosuficientes, por lo que debemos ocurrir a personas cercanas para ello.

Este mito se conceptualiza como el sanador herido, demostrando que la polaridad que nos habita conforma nuestra psique, a través de un personaje que se cubre la herida para evitar el dolor y la sensación de estar desprotegido, pero que a través de la enseñanza que le transmite el dolor, es capaz de sanar a los otros, dejando de lado su sufrimiento.

Además, es un centauro, mitad hombre y mitad animal, que simboliza la polarización entre cuerpo y mente, que ayuda dentro de la constitución de nuestro propio y verdadero yo. Es inevitable negar que todos tenemos algo que sanar y que esa sanación pasa por reconocer, trascender y transmitir aquello que nos quiere, teniendo la opción de encadenarse a ello o utilizarlo de manera creativa.

Recordemos que Quirón es una criatura que nace herida desde su nacimiento, marcado por el rechazo, donde entramos en contacto con aquello que nos duele, nos limita y nos da la capacidad de ayudar a alguien más, al partir de la experiencia propia, donde el “sanador” está en contacto son su propia herida y así se aproxima a la de otro.

En definitiva, Quirón nos enseña a abrazar la herida y aprender de ella, asentando la compasión y la sabiduría para ayudar a nuestros pares. Muestra donde estamos heridos y bloqueados, pero a su vez es aquello que logramos hacer por los demás, aunque no por nosotros mismos, que sana, pero que a su vez está herido, cuestión que se encarna en cada quién de manera particular, aceptando aquello que no nos gusta e integrándolo como parte de la cura.

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