Manual para las mujeres de la limpieza, Lucia Berlin.



Estúpidas y sensuales escritoras “malditas”.



Lucia Berlin es una de esas tantas buenas escritoras que triunfó luego de su muerte. Quizá porque escribía de verdad, sobre ella, y eso representa un alto precio en la vida; a fin de cuentas murió el mismo día de su cumpleaños. Y con su libro favorito en las manos. 

Su vida fue horriblemente complicada, tres matrimonios, problemas con el alcohol y una infinidad de trabajos entre los que destacan telefonista, recepcionista, cuentista y mujer de la limpieza. Sí, todo eso por sus hijos.



Ahora, luego de muchos años, es que logramos acceder a una literatura como la de Berlin, heredera del realismo sucio, autora desdoblada en sus personajes y marginada dentro de las letras universales. Me molesta muchísimo cuando alaban éste tipo de “descubrimientos” alegando que son viejos tesoros ignorados, ¿era necesaria su muerte para su éxito? , teniendo un talento como el que poseía pasó por desapercibida; ahora la definen como un boom y hay quien piensa que es una autora que está sonando, iniciándose, pero fue una mujer que escribió entre los 80 y los 90, que nació en el ’36 y que murió en el 2004, con muchas penas y poca gloria. Lo único que me conforta, es que es una narrativa vigente, que salvo por uno que otro detalle, podría haberse escrito perfectamente en la actualidad.



El libro reúne 43 relatos que básicamente resumen la vida de la autora. Con claros toques autobiográficos, Lucia Berlin nos habla de su vida, la de  la mayoría de las mujeres y madres que no lo han tenido fácil y que, muchas veces y como es el caso de las mujeres de la limpieza, conviven con la suciedad. Conforme avanza el libro, nos encontramos con una biografia hacia la madurez de la propia autora. Y lo hace desde puntos aparentemente distintos, en los que se repiten situaciones con un frontal, un tú a tú, con un narrador sumamente honesto, que aboga por una compasión que luego dice no sentir,como la de la adolescente que busca una solución para la vida o el dolor como algo real aunque no sea tangible, abordando muchos otros temas en los que Berlín se abre en canal, desnudando y desgarrando su alma a quien lo lee. 

La mayoría de ellos en primera persona, que a veces parece convertirse en una tercera persona, sumamente real y con un lenguaje directo que no da rodeos y expone de manera clara y directa lo que desea, comienza y termina a su antojo cada uno de esos “fragmentos de vida” que componen este duro manual. Compuesto por frases muy cortas y preguntas lanzadas al aire, que sin duda alguna eran para ella misma, complementado con autoreflexiones que saboreamos con gran deleite, que hacen del libro una obra fascinante, y que terminamos cuestionándonos qué cosas nos hemos perdido por no observar y, como dice la autora, “mirando los pájaros buscando hábitos en ellos”.



Es un libro muy real, y esto se percibe desde la primera página; no tanto porque cuenta su vida, sino porque lo que cuenta y como lo cuenta va cargado de una naturalidad increíble. Habla de una experiencia humana que va más allá de lo personal, que se queda en lo significativo y simbólico, que se abre al mundo y que es la crónica del dolor en carne propia.  La prosa de Berlin abarca un montón de cosas que no tienen desperdicio, con un estilo espontaneo y estético, porque luego de que ha conseguido decir lo que quiere, de sacarse de dentro eso que tanto la atormenta, no siente la necesidad de cerrar, de concluir, como mandan los cánones.



Ella significa liberta e intensidad. Su escritura salta de una cosa a otra, sin mucho orden, pero sabiendo exactamente lo que significa. Y es que el momento mágico de su escritora llegó cuando el orden se revela y el lector comprende que todo tiene su lugar, por más cruel que parezca, y que la vida, así como ésta obra y la literatura, consiste en ser receptivo y no dejarse vencer por los demonios. Todo es cuestión de percepción y es la mirada del artista, del escritor, del poeta, en resumen, del sufrido, donde los demás ven lo obvio, y nosotros lo distinto.


En definitiva, una obra fascinante, una antología compuesta por 43 relatos que van más allá de una historia y se posicionan dentro del significado y la percepción. Lucia Berlin fue una mujer que vivió atormentada, que sufrió y que escribió para dejar constancia de todo su dolor y construir un manual para las mujeres de la limpieza que encarna, mediante la ficción, lo cruel que es la vida.

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