Vivan esas historias de carne y hueso.
Hablar de un libro que no te ha convencido
del todo es relativamente sencillo, hacerlo de uno bueno complica más el
asunto, pero cuando se trata de una novela que te ha encantado es un trabajo
tremendo. No quieres que se te escape nada, que todo quede dicho, hacerle honor
y homenaje a dicho libro, sin que ningún detalle quede por fuera, y ese es el
caso de La amiga estupenda, de Elena Ferrante. Una de las mejores novelas de
mi vida y de éste año.
No soy mucho de sagas, trilogías, etc. Me
aburren. No me gusta tanta continuidad. Pero no me pude resistir a la
tetralogía “Dos Amigas” de la misteriosa Elena Ferrantes, o por lo menos así se
hace llamar, porque no conocemos ni su cara, ni si ese es su verdadero nombre,
simplemente un día envió su borrador a una editorial y gualá, habemus obra
maestra.
Leí éste libro a principios de año, ya voy
por el cuarto, y estoy completamente enamorada y fascinada. No me enganchaba
tanto a una saga desde que Zafón comenzó a publicar El cementerio de los libros
olvidados, y es que La amiga estupenda es una novela fabulosa, a manos de
alguien misterioso que es completamente genial que plantea el amor de una
manera poco vista: mediante la amistad, una relación preciosa, con la que me he
identificado muchísimo y que está construida con personajes de carne y hueso.
La historia arranca con una llamada; el hijo
de Lila llama a Lenú, su amiga estupenda, para pedirle ayuda, pues su madre ha
desaparecido. A partir de esto, Lenú comienza a recordar los orígenes de su
amistad, eran dos niñas, hijas de un zapatero y un portero respectivamente,
atrapadas en la pobreza de Nápoles a mediados del siglo XX luego de la
postguerra, que en seguida se hacen amigas inseparables, a pesar de lo opuestas
que son, ya que Lika es mucho más decidida, segura, independiente, perspicaz,
talentosa, natural, directa y pare usted de contar, Lenú es indecisa, insegura,
dependiente y sueña con huir de ese barrio para poder prosperar. Entre lealtad
y rivalidad compleja y fuerte, se forja una amistad llena de claroscuros, de
acercamientos y retiradas sucesivas, completamente real, alejada de todos los
clichés e imperfectamente perfecta y se forma La amiga estupenda, el primer
tomo de una tetralogía, que recoge la infancia y adolescencia de éstas amigas
estupendas.
El desarrollo físico, emocional y mental de
ambas constituye el eje conductor de la novela, narrada por Lenú en búsqueda de
Lila, pero el cuerpo lo forma el variado conjunto de personajes, un total de 9
familias si no me equivoco, en las que todos sus miembros están súper bien
definidos y personalizados, en conjunto de los maestros y uno que otro
compañero del instituto. Éstas familias, tienen como función establecer el
colorido de la vida en el barrio, la parte más cruel, en el que se mueven,
lleno de fantasías, anhelos y anécdotas propias de una vida domestica.
La infancia y juventud de éstas dos niñas en
un medio donde el afecto y la brutalidad se entremezclan y confunden a menudo,
donde los fuertes cánones de comportamiento las obligan a crecer más rápido,
donde los amores, ilusiones y fracasos florecen y se confunden en un paisaje
urbano con un código de honor, se cuenta una historia desde el descarnado y
emocionante comienzo de la vida de Lenú y Lila, partiendo de su desarrollo
físico, contada con la delicadeza de una autora que ahonda sin pudor, sin miedo
y con una prosa preciosa, en lo más personal de la vida de dos muchachas cuyas
numerosas diferencias son las que mantienen unidas; naciendo una amistad que se
entreteje en su propia maduración.
Como bien dice Lenú (y no hay otra manera mejor de describir) en su amistad “había algo insostenible en las cosas, en las personas, en los edificios, en las calles, que se volvía aceptable únicamente si se reinventaba todo como en un juego. Sin embargo, era esencial saber jugar y ella y yo, sólo ella y yo, sabíamos hacerlo”, su relación las vuelve inseparables; y en su desarrollo como jóvenes mujeres, cuando empiezan a luchar contra la vida, un vaivén de lejanía y acercamiento las mantiene unidas, y nunca pierden de vista la confianza mutua, que va dando paso a una relación a un más compleja, que se va abriendo paso en un mundo en la que las esperanzas y la turbiedad agitan sus vidas, pero que seguirán apoyándose en la fuerza del amor entre la amiga estupenda.
Dice José Ortega y Gasset “yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”, porque ambas intentan salvarse de una circunstancia sin poder lograrlo, sin huir de ese barrio pobre que relata tan bien la Italia de clase baja luego de la postguerra, de una sociedad rota, con costumbres dolorosas, misóginas y ruines. Todos intentamos escapar de lo que nos ata de alguna manera, el cielo y el suelo son distintos para cada uno, pero lo esperanzador y sublime es conocer las infinitas formas de estallar nuestras raíces, y es ahí donde está la magia de la amistad: en tener a lo largo del camino de la explosión quienes (quien) nos acompañe a estallar en mil pedazos una realidad que nos aferra y que queremos cambiar; como en este caso Lenú y Lila utilizan la astucia, el conocimiento y la literatura para escapar.
Y es que me encanta
la delicadeza con la que Ferrantes construye la ambientación, pues es un
increíble retrato de la vida en Nápoles durante los años ’50 en un barrio lleno
de miseria y pobreza, donde hay violencia, abusos de poder, conflictos,
machismo, enemistades, donde cada uno se busca la vida como puede y se maneja
según sus reglas propias, acompañado de una prosa impecable, precisa, elegante
e intimista, que relata muy bien las emociones de sus personajes, compleja y
fresca a la vez, ágil y divina, toda una buena mezcla.
En definitiva, un libro con una relación preciosa y un final terrible, que abre una tetralogía que me emociona muchísimo y que espero continuar disfrutando.
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