Viva
la buena poesía.
Me
encanta la poesía hecha en mi país y Pamela Rahn Sánchez ha
escrito uno de los mejores libros que he leído sobre el tema. Si
bien la poesía no es un género que normalmente frecuente, cuando lo
hago lo disfruto muchísimo, así que cuando recibí el PDF de este
libro iba predestinada a que me encantaría y así fue.
Pero
debo disculparme, tengo este libro en mi teléfono desde diciembre y
a penas vengo terminándolo, pero aparentemente me encanta tener una
eterna lista de libros pendientes y lo fui leyendo muy poco a poco,
pues está plagado de poemas que te destrozan el alma y que necesitan
ser digeridos con calma. Normalmente me trago los libros, los devoro,
los mastico rápidamente y no suelen durarme mucho, pero con El
peligro de encender la luz hice todo lo contrario, fue una lectura
pausada, esporádica, de un total de 21 poemas bastante variados,
escritos por una chica que debo decir que, además de ser sumamente
talentosa, joven y que escribe desde el alma, es preciosa.
Y es que es increíble, pero tiene 23 años y cada uno de estos poemas es maravilloso, con una prosa genuina, lírica y muy minimalista. Es, en definitiva, un libro sencillo, que se siente en el alma, casi que se escucha, escrito por alguien que sacó cada una de esas palabras del fondo de su alma, desgarrada, elaborando un conjunto de pequeñas obras de arte que dejan traslucir el corazón de una gran artista, porque eso es este libro y eso es ella: arte.
Como
leí en un artículo que escribieron sobre este libro en El nacional,
este libro se construye bajo una atmósfera hippie, te lleva a ese
estilo, a esa relajación dentro del dolor, con ese hilo musical que
evoca a la paz dentro de la tormenta. Pamela es intensa, libre, en su
facebook comparte su amor por el cine, sus collages y su buena
poesía, donde habla desde los detalles más pequeños como ir a un
supermercado y cómo era el entorno, hasta su cotidianidad vuelta
epifanía y los momentos más dolorosos que han dejado hondas
cicatrices.
Dentro
de esos 21 poemas, rescato “El peligro de encender la luz”, “La
vergüenza de romper un vaso”, “Razones interminables para elegir
la locura”, “Llorar en el carro”, “El picor”, “La
ternura”, “El luegar de la tragedia”, “Soy un espacio vacío”
y “Optimismo ante la nada”, escritos con una fluidez única que
merece ser leída, repartida, recitada, porque si algo necesita el
mundo es arte de este estilo y gente de su estilo.
En
fin, este libro me ha encantado y sus poemas son una maravilla que he
tenido la dicha de leer. Se que quedan algunos ejemplares en la
librería Lugar Común porque ella publicó este libro fuera de
Venezuela y se encargó de traerlos bajo sus propios medios
(admirable) y yo los invito a acercarse, a buscarla en facebook, a
llegar de alguna manera a su arte que tanta falta nos hace.
Pamela
Rahn Sánchez es uno de esos pedacitos de luz que todavía quedan
dentro de todo el caos. He escuchado inumerables veces decir que aquí
no se hace arte, que no se escribe, que no tenemos nada en el plano
literario y es en figuras como estas donde resplandece y vuelve esa
fe en lo hecho aquí, pues a su corta edad ya ha publicado en
numerosos países y forma parte de varias antologías, donde deja en
alto el talento hecho aquí y la importancia de la poesía en medio
de la oscuridad, con un título y un poema que nos lleva al peligro
que contiene algo aparentemente tan sencillo como encender la luz.
En
definitiva, un libro más que recomendado que se va directo a mis
favoritos de este año, porque pocas veces se tiene la oportunidad de
tener en manos tanto arte junto. Esta chica es increíble y estoy
segura de que tendremos material de ella para rato, su primer libro
deja su nombre muy en alto y con toda la trayectoria que ya tiene, su
éxito es seguro e increíble. Desde aquí mi más sincero abrazo y
agradecimiento por haberme permitido leer una antología tan hermosa
como esta, que me devuelve esa luz que todos dan por perdida (y yo
también guardo el ferviente deseo de algún día aprender a volar –
eso lo leí en Digo Palabra- ).
¡Feliz día de la poesía!
¡Feliz día de la poesía!
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