La invención de Morel, Adolfo Bioy Casares.


Un fugitivo acosado por la justicia llega remando a una isla desierta repleta de construcciones abandonadas.  Un día, en medio de tanta soledad, él comienza a espiar a otros seres humanos que han llegado a la isla. A partir de allí, transita entre la realidad y la alucinación, llenando el libro de enigmas y de amor, ideando la máquina que da nombre al libro y cerrando con un final abierto, cuya solución dependerá del lector.

Dicha invención consiste en una máquina que puede reproducir imágenes que parecen reales y que llevan al protagonista a la locura, pues no distingue la verdad de la fantasía. Bioy Casares plantea una metáfora en la que reflexiona sobre la dificultad de distinguir la realidad, a través de un conjunto de imágenes que van deteriorando al Fugitivo mientras se cree inmortal. Son sus avatares quienes viven otras vidas, las que pudo haber vivido si no se hubiera pasado la vida reproduciéndose y multiplicándose en imágenes, lo que le permite al escritor a cuestionarse si esos alter-egos hechos no son más que proyecciones de nuestra desalmada alma.

Su máquina es una metáfora de la creación literaria, pues clona a un mismo individuo, escenario o situación. Así, se inmiscuye en la meta-literatura, hablando de la escritura sobre la escritura, ya que mediante esta, Bioy Casares hace lo mismo que el aparato que ingenia, reproduciendo un diario que es a su vez una copia, que habla de cómo las realidades se multiplican a modo de Matrioskas.

Es su isla un lugar metafísico, ajeno, apartado, solitario y fantasioso, por momentos utópicos, en otros es todo lo contrario, desnudando los defectos de la civilización. Además, juega con el lector con notas a pie de página que ponen en duda lo narrado. Así, Casares fue sumamente visionario, un precursor de los tiempos digitales que vivimos, a través de una máquina que reproduce nuestra realidad atroz, concluyendo que quizá, después de todo, no somos más que la campaña de una empresa de alta tecnología.

En su novela, está la esencia propia del ser humano. Ella surge desde la intriga para desvelarnos poco a poco nuestra condición. La invención de Morel es una hermosa oda al solitario, a quienes viven desde la distancia la vida de los demás, pero que, al mismo tiempo, desde la lejanía son capaces de sentir, pensar o vivir como ellos. El fugitivo se ve condenado a una no-vida, aislado de los demás, consiguiendo transformar su día a día en libertad, porque vive a pesar de no convivir.  Es capaz de amor, de odiar, de todo. Es principio y es respuesta.

Con un trasfondo maravilloso, habla de la soledad, del miedo, de los anhelos, la desesperación ante lo desconocido y el amor marcado por las heridas, haciendo un cuadro sobre la condición humana dentro de un paisaje tan irreal como terrible. Con una capacidad asombrosa de la lengua, Bioy Casares hace de La invención de Morel una de las mejores novelas que existen hasta la fecha y que es, en definitiva, imprescindible.

1 comentario:

  1. Hola, suena muy interesante el libro, bastante atrayente, gracias por la reseña.
    Un abrazo ^^

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