Cuatro por cuatro, Sara Mesa.


Con “Cicatriz” y “Mala letra”, Mesa me conquistó. Como quien no quiere la cosa, he ido leyendo cada uno de sus libros y estoy simplemente fascinada con su prosa. En esta nueva entrega, nos sumerge en una trama cargada de adolescencia y enigmas, cuya experiencia será distinta para cada lector. 

Un grupo de chicas, lideradas por Celia, se escapa de un internado incomunicado del exterior, exclusivo para familias de dinero, pues solo ellos pueden salvarse del mundo descompuesto que los rodea fuera del Wybrany College. Sin embargo, el tan famoso colegio también acoge a los “especiales”, chicos becados cuyos padres trabajan al servicio del lugar. Entre ambos puntos, Mesa construye una trama dominada por la manipulación y el aislamiento, que se divide en dos partes que se intercambian preguntas y respuestas, pues mientras que la primera parte se maneja con una prosa indirecta y fragmentada, la segunda es narrada por el profesor Isidro, quien recoge en un diario su visión particular de los secretos que se ocultan tras las paredes del internado.

Mesa, de nuevo, convierte a su novela en un enigma inquietante que se define por unas normas propias, llenas de una violencia latente, siempre a punto de estallar, paseándose por los distintos personajes, a quienes ataca de manera particular. Así, entre los límites de la realidad, incluye personajes desolados y tristes, haciendo una oda a la libertad a través de la opresión, el aislamiento y un mundo exterior que genera bestias. En una especie de pesadilla, la española se sumerge en este tema tan complejo con un  lenguaje breve y contundente, dejando detalles sueltos, que, al atarse, conforman hilos de dolor por donde todos levitamos.


Sara Mesa Reflexiona sobre las jerarquías que se producen en pequeños espacios, en un micromundo compuesto por alumnos, profesores y directivos. Así, ella genera una metáfora exquisita, donde muestra que en el “exterior” está el peligro, pero en el “interior” está el mal que lo hace así. De esta manera, logra demostrar que los secretos, la diferencia de clases, la opresión y el abuso de poder son los puntos comunes que hay en todo grupo humano, dejando claro que la violencia se ejerce sobre los más débiles, en un ambiente de crueldad aislado del mundo, repleto de personajes cargados de matices, que se describen desde lo más hondo de su ser, dando como resultado una novela que explota el horror  de la crudeza cotidiana, en un ambiente repulsivo, inquietante, que genera rechazo y que parece ser el verdadero protagonista de la historia.

Mesa dice que la literatura es una linterna que nos permite explorar las tinieblas del alma humana y, sin duda alguna, su obra se adapta perfectamente a esta definición, ya que en Cuatro por cuatro deja claro que no hay violencia que no se funde en la opresión, que no hay dictadura más potente que aquella que ya no necesita ser represiva y que no hay resistencia que no empiece con un no, construyendo así una potente metáfora, sustentada en la manipulación sobre el totalitarismo.

En definitiva, esta es una novela cargada de símbolos y preguntas que encuentran su respuesta en el epílogo que une los cabos sueltos y da sentido al título, pues dentro de nuestras eternas relaciones viciadas por el miedo y la violencia, parecemos estar eternamente en un espacio de cuatro por cuatro.

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