Leopardo al sol, Laura Restrepo.




Restrepo me conquistó con Delirio. Así que me propuse leerla más. Leopardo al sol parecía ser su siguiente mayor ambición. Y vaya qué novela.


El asesinato de Adriano por parte de su primo Nando desencadena una trama destinada a ser dura en las intermitencias del desierto. La sangre se paga con sangre. Alimentan su sed de venganza con negocios ilegales, a través del dinero fácil en una nueva sociedad donde ese es el camino. Restrepo se basa en un acontecimiento real, en la que dos familias del desierto de La Guajira, al norte de Colombia, que se condenan mutuamente a un círculo vicioso y sangriento, mostrando la realidad del país, con un lenguaje brutal y crudo, que deja a entrever  la historia de amor que humaniza las páginas de la novela, donde las madres buscan preservar la vida de sus hijos. La escritora explora dimensiones humanas poco vistas en el alma de las mafias colombianas y hace una radiografía de la intensidad y la complejidad de su entorno familia, el honor y la muerte, que giran en torno a su ambición por el dinero.


Es una historia de violencia, de narcotráfico, de poder y de una sociedad en decadencia. Muy al estilo de los Montesco y Capuleto, recrea los esquemas familiares de Colombia, cercanos a nuestra experiencia como latinoamericanos. Leopardo al sol es una novela magistral, que se construye sin fisuras, que se despliega con un fuerte pulso narrativo, enfrentando a dos familias que terminan odiándose y matándose unos a los otros. Lleno de sangre y muerte, es  un libro que permite leer directamente la realidad de su país, que no se aleja del resto del continente.



Refleja a los primeros clanes del narcotráfico “como personas generadas por la sociedad y no una plaga maldita al margen de todo. Los colombianos, hasta la década de los setenta, estaban metidos en un mundo en el que dinero no era sinónimo de felicidad. De repente, esa sociedad se transforma y aparecen sótanos en los que se pudren millones de dólares, armamento de última tecnología, grandes matanzas y los carteles que acaban con un poder más fuerte que el del Estado. La entrada masiva del capital genera así "estructuras primitivas, al margen de todo sistema jurídico, en las que la única codificación es la venganza”.


Cuando el libro fue publicado, ya Colombia era una nación violenta, llena de cocaína y de capos. Alcanzaba unos niveles y amplitudes nunca antes visto. Ven aparecer los carteles, los paramilitares y los sicarios, quedando marcados por esas imágenes monstruosas de personajes acribillados a tiros, civiles víctimas de secuestros, balas perdidas o aviones bomba que acababan con ello. Los actos inhumanos y atroces que protagonizan estos entes se van convirtiendo en monstruos que devoran a su país y a su sociedad, siendo esta la realidad que nos sumerge en Leopardos al sol, donde la ficción nace de la realidad.


Tras 11 años de investigación, Restrepo indaga el origen de la mafia en su país. La colombiana interesada en saber el porqué de esta “vaca loca” que los mata como nación y sociedad, construye una novela que habla del tráfico de drogas, que nació de forma “tribal y espontánea, como el contrabando de tabaco”. Crea un relato donde predomina lo visual, con tiempos que van y vienen, a modo de tragedia, donde el hombre se enfrenta a su destino. 


La violencia para ella es el “fruto de la yuxtaposición de balsas culturales atávicas con el capital avasallante y la globalización. Una situación que se extenderá a otros rincones del planeta y que aparece mucho más visible desde el 11 de septiembre" y ve a Colombia como “un laboratorio del futuro”.



“Colombia ha tenido que vivir con la muerte de una manera obscena, lo que ha generado una cantidad enorme de literatura diciendo que la vida es mejor que la muerte”, alega, diciendo que el éxito de la violencia radica en que “la muerte es mucho más estructurada que la vida, tiende sus propios caminos y ofrece expectativas atractivas”.


En definitiva, una novela que determina que nadie puede escapar de su destino. El ambiente tenso se despliega por toda la historia, dando un reflejo de esa Colombia violenta que resurgió de las cenizas. Con un lenguaje limpio y una investigación exhaustiva, Laura Restrepo nos trae una tragedia real, que refleja nuestra cotidianidad como continente y que merece ser leída.

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