Los años sabandijas, Xavier Velasco.

 

Mi Xavier.


El año pasado Velasco volvió a los panoramas editoriales después de unos cuantos años sin publicar. Si bien comencé a leerlo y enamorarme de su prosa este año, el mexicano se ha convertido en uno de mis escritores favoritos (hombre) y, Los años sabandija, a pesar de no ser su mejor libro, me ha encantado, porque con un par de palabras nos puede transportar a lo años 80's.

Me encanta como escribe Xavier, pues en más de una oportunidad nos lleva a releer párrafos que no se entienden a la primera. En esta oportunidad, nos presenta a un montón de personajes “sabandijas” en un rambler a lo largo de los 80 en México. Rateros, estafadores, corrupto, travestis y prostitutas conforman esta divertida, compleja y real historia sobre cómo el dinero te cambia para mal, cómo a veces la familia no es de fiar y sobre esas personas que son cómplices, enemigos y amigos.

Con un lenguaje muy vulgar que me ha divertido mucho, Velasco presenta un contexto en una sociedad nada refinada, donde se identifican con apodos como “El ruby”, “el Roxy”, “La lili”, “El comachú”, entre un sinfín más, pues introduce un montón de personaje bien desarrollados, que entran con un propósito y que tienen un papel clave para captar en su totalidad la trama. Además, el autor introduce cartas que te ayudan a llevar un control de todos estos nombres y refrescar la trama, ya que ayudan a retomar el rumbo y entrar de nuevo en la historia (mi parte favorita).

Aunque yo no pensaba ni nacer en aquellos época, con Los año sabandijas pude disfrutar de un pedacito de lo que fueron en el país natal del autor, porque si algo tiene esta novela es que es muy mexicana. El escritor hace un retrato de la época, con su música, su moda y quienes la escuchaban y usaban, así como también habla de la historia mexicana y de la reciente historia literaria de su país.

Es así como la urbe “chilanga” de los 80's es el personaje principal de Los años sabandija, donde el escritor surge como una especie de cronista para relatar esa época dorada, demostrando que la paseó, la bailó, la escuchó y, sobretodo, la sobrevivió.

 

Xavier Velasco tiene una de las mejores narrativas de la actualidad, pues su estilo es propio, reconocible y leerlo nunca resulta pesado. Sus personajes son inolvidables y siempre involucra música en sus historias y en Los años sabandija avanza hacia un nuevo paradigma, pues estructura una novela llena de fragmentos sueltos, historias aparentemente independientes y una trama inicial que logra unir con maestría a lo largo de la novela, donde a través de 500 páginas abarca una década y ata todos los cabos que va dejando sueltos.

En los años 80 podía pasar absolutamente cualquier cosa, no había celulares, ni cámaras en las calles, no había computadoras, básicamente es una década en donde casi todo está por inventarse, y casi todo se podía hacer, también llegó MTV, Madonna, entonces me gustó esta década para contar una historia, me encanta que mis personajes hagan cosas, que se pasen de listos, que vayan más allá de lo que se espera, y en los años 80 esto es muy posible, así que me senté a hacer una novela, y lo que hice fue guiarme por listas de música de cada año, tratando de escribir desde la década de los 80, aprovechando que la había vivid; yo quería hacer esta novela, jugar con los personajes, inventarme todo, no escribí acerca de los 80, decidí escribir desde esa época, no me interesa que a través de mi libro se enteren de todo lo que había en los 80, sólo lo que mi historia y mis personajes necesitan para existir, a mis personajes les importa un ‘pepino’ el rollo de los 80, para ellos es el presente; los 80 son unos años maravillosos, es una década prodigiosa, es una década divertidísima, con Los años sabandijas no sólo se trató de escribir, sino de estar ahí”, dice el escritor

Es así como a través de personajes acusables, vulnerables y empáticos, que van por la vida robando, engañando y traicionando, Velasco nos presenta el amor, la amistad y las ganas de triunfar en las vidas de cada uno de ellos, que se unen a través de la omnipresencia de Roxy y el Ruby, acompañados de grandes metáforas llenas de doble sentido. En definitiva, una novela escrita con una lenguaje callejero y una prosa adictiva, que retrata a una época, mediante personajes canallas que ilustran el mapa social y económico de aquellos años.


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