La puta de Babilonia, Fernando Vallejo.


Colombia, bonita Colombia.

En el panorama de la literatura latinoamericana actual, Vallejo sobresale sin duda alguna. Después de La virgen de los Sicarios, uno de los mejores libros que leí en el 2016, me propuse seguirle de cerca los pasos, así que al ver que había escrito un ensayo sobre la iglesia católica y que Saramago lo había leído y disfrutado, no dudé en hacerme con él.

Antes de comenzar, me parece importante rescatar que no es un libro sencillo, se mete con tres religiones importantes de frente, con un sentido bien irónico y con el propósito fundamental de criticarlas y hacerlas leña. Yo, que soy católica, que creo en Dios, que rezo y que intento practicar en la mayor medida de lo posible mi religión, no he visto nada alarmante dentro de la novela. Si bien queda claro que el escritor se define como ateo, lo que hace es presentar hechos reales, ocurridos, con testimonios y pruebas que demuestran cómo sucedieron las cosas. Así que sí, dejando de lado que no es un libro apto para ciegos en cuanto a temas de religión, continuemos.

El colombiano nos presenta, a lo largo de 300 y pico páginas, un ensayo sustentado en bases académicas sobre la historia de la iglesia. Toma como título a una de las alegorías bíblicas con las que los albigenses denominaban a la Iglesia Católica Romana a raíz del enfrentamiento con el Papa Inocencio III que ordenó que fueran masacrados, junto a todos los habitantes de Beziers, la ciudad donde se refugiaban y que está registrado dentro del Nuevo Testamento, en los capítulos 17 y 18 del Apocalípsis.

Vallejo critica de frente a las tres religiones a las que denomina como “los tres fanatismos semíticos”: cristianismo, judaísmo e Islam, atacando  sobretodo a los seguidores de esta última por “por albergar en su seno a fundamentalistas que no dudan en asesinar a todos aquellos contrarios a sus creencias”. Con irreverencia y un lengaje sumamente ácido, Vallejo apoyado en un gran referente teórico y documental, hace un recuento de los grandes errores de la iglesia Católica y sus consecuencias, las torturas y asesinatos en la Inquisición, las cruzadas, las persecuciones a judíos, la colonización española, entre otros, sumado a una gran cantidad de personajes corruptos dentro de la Iglesia, incluyendo a muchos Papas que fueron pedófilos y cuyos hechos serán imborrables a lo largo de la historia, mencionados en libros, recordados en fechas y llenos de nombres.

Critica a ese fanatismo criminal, planteándose la posibilidad de que los países latinoamericanos tomemos en consideración la conveniencia de proscribir el catolicismo por ser el culpable de crímenes, matanzas y torturas terribles. Vallejo ve en las religiones “máquinas de asesinar” que predican una moral que nunca han practicado, paseándose por diversos temas diferentes, controversiales y de los que pocos se atreven a hablar.

Planea la idea de que la iglesia no se formó sobre prejuicios, pero que sí ha ascendido a través de ellos. Forma una cantidad de argumentos increíbles sobre y en contra del Vaticano que hacen replantearnos todo el daño que nos han traído como humanidad. Con una prosa muy sincera, argumenta que la Iglesia es la culpable de las mayores atrocidades del mundo hechas en nombre de Dios, y añade a que están cargados de contradicciones contemporáneas, pues se oponen a cuestiones como tecnología para alimentar a los hambrientos y el aborto como decisión voluntaria.

Así, siendo una persona ácida, analiza textos bíblicos, sobretodo los evangelios y concluye que han sufrido demasiadas correcciones, sustentando que “no hay peor enemigo de la Biblia que la Biblia”, cuestionándose el origen divino de dicho libro. En definitiva, un ensayo delicado, donde cierra diciendo que “No hay razón para que estos fanatismos monstruosos… perduren un día más. Ha llegado la hora de decirles basta”. Añadiéndole temas como la sobrepoblación mundial, el sexo, la pobreza y los problemas mundiales, Vallejo construye un libro ameno y provocador, apto únicamente para mentes abiertas.

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