Reto de lectura #2: Un libro que tienes pero no has leído: La elegancia del erizo, Muriel Barbery.


Esta es una historia donde nada es lo que parece. En el número 7 de la calle Grenelle en París, dos habitantes esconden un secreto. Por un lado, tenemos a Renée, la portera, que tiene mucho tiempo fingiendo ser una mujer común. Por otro, está Paloma, una niña de 12 años que oculta una inteligencia de otro mundo. Ambas comparten una vida llena de soledad, mientras se esfuerzan por sobrevivir y luchar contra la desesperanza, que comenzará a cambiar cuando un hombre misterioso llegue al edificio y las una para toda la vida.

Juntas, descubrirán la belleza de las pequeñas cosas e inventarán un mundo mejor. Por ello, La elegancia del erizo es un tesoro que nos enseña cómo alcanzar la felicidad a partir del amor, la amistad y el arte, que se teje a través de las voces de Renée y Paloma, que arman un himno a la vida.

Me encanta el escenario que la autora compone. Nadie se imagina que Renée, esa vieja, gorda y antipática portera pueda tener una cultura semejante. Y nadie se lo imagina porque ella hace todo por parecer ese prototipo. Tras una televisión a todo volumen, se esconde un personaje que, en la clandestinidad, lee a Proust,  a Tolstoi y disfruta de la filosofía. Lo mismo sucede con Paloma, que gracias a una inteligencia que busca ocultar, observa que “La señora Michel tiene la elegancia del erizo: por fuera está cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que, por dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalillos falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente elegantes”, así como reflexiona que, debido al medio hipócrita en el que vive, se suicidará el día que cumpla 13 años, pues no soporta más esa sociedad adinerada que la rodea.

Barbery habla de las apariencias y las máscaras con las que cada uno carga para encajar en un mundo pecera. Habla de la soledad y de la complejidad para establecer vínculos en un mundo como este, aderezados con elementos como la admiración a la cultura japonesa y Marx. Tras ello, hace una fuerte crítica contra el estilismo y la hipocresía de la burguesía francesa que, a través de sus dos personajes, consigue demostrar que la inteligencia trasciende al conocimiento y que esta se basa en una sabiduría que se esconde tras la rutina que solemos menospreciar.

Así, la autora hace crecer a ambos personajes en paralelo, para después unirlos y dar el mensaje final: La esperanza, ligada a la independencia de nuestro pasado y vinculada a la ilusión del futuro, sin dejar de valorar el presente. La francesa habla de ser capitanes de nuestras vidas, sin permitir que sean otros quienes decidan, basados en complejos de superioridad moral.  Es nuestra y podemos cambiarla cuando queramos sin importar el qué dirán, para conocer la felicidad de la plenitud que contrae el ser nosotros mismos, sin tener de lo que avergonzarse o arrepentirse.


En definitiva, con una prosa exquisita, Muriel Barbery construye una novela sumamente reflexiva, que se inmiscuye en la soledad de nuestra sociedad, demasiado preocupada por las apariencias y los prejuicios. Esta es una novela llena de significado que, tal y como su título, posee la elegancia de los erizos. A leer.

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