El fin de la lectura, Andrés Neuman.


El fin de la lectura se compone de un gran abanico de cuentos, que abre un sinfín de temas que se inmiscuyen en las relaciones humanas y las historias que de ellas surgen. Entre mis favoritos están  “Anabela y el peñón” se construye una historia sobre los misterios del amor adolescente, en los límites de la vida. “Una silla para alguien” aborda la preparación de un paseo para alguien cubierto de nostalgia y que anda en una silla de ruedas. En “La belleza” relata la paradoja de la perfección a través de una mujer tan hermosa, cuya existencia se vuelve imposible. “Cómo maté a John Lennon” nos trae a un anónimo fan del cantante, que cuenta una verdad que lo atormenta desde que él murió. Y, por último, en “Monólogo del monstruo” un hombre analiza la causalidad de sus acciones y se revela como víctima de la mecánica del universo.

Así, el libro es una colección de veinticinco cuentos y cuatro dodecálogos de un cuentista, que recogen algunas reflexiones sobre el género. Neuman deja al lector al borde de la risa o la tristeza, que se enmarcan a través de un título que, con doble sentido, hace una parodia al mundo apocalíptico en el que vivimos. Nos lleva a plantearnos cuál es el futuro de las letras, así como la razón de ser de la literatura y sus posibilidades.

La mayoría de ellos son interesantes y atractivos, pues con la característica prosa del argentino, se crean personajes atractivos y dotados de energía, que se ven envueltos  en las peripecias de la vida, a través de recursos interesantes e innovadores, contemplados en pequeñas historias cargadas de impresión y asombro.

El fin de la lectura nos invita a celebrar aquello que no hacemos y a encontrar belleza en lo que no vemos. El humor surge como un mecanismo para soportar lo terrible, mediante estas minitragedias que recalcan que leer te entrena para la vida, para enfrentarte a la realidad, mientras que nos ayuda a entendernos, a reconocernos e, incluso, para ser de vez en cuando otra persona.

En definitiva, una antología preciosa, con una edición divina, que nos hace replantearnos y que presenta a la lectura como un camino que nos permite ser muchos otros, siendo esta una razón para leer y escribir. El fin de ello está muy lejos, sin embargo, mientras llega, hay que leer a Neuman un sinfín de veces, porque no existirá un escritor como él.

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