Transilvania unplugged, Eduardo Sánchez Rugeles.


Hartos de la Venezuela chavista , víctimas del fracaso de una empresa en Miami, golpeados por el despecho amoroso y el vacío genealógico, dos amigos venezolanos se largan a Rumania. Uno para impartir cursos de cocina patrocinados por la Unión Europea; otro insiste en ser escritor y partirá de sus escasos recuerdos familiares para sacar, por fin, una buena historia.
Uno se abraza a la idea de volver y otro se niega. Rugeles presenta a la Rumania de la novela como un país oscuramente hermanado a Venezuela, que se confunde desde un primer momento con Caracas.  “Rumania, es verdad, es el apéndice de Europa [...] Pero sí, el comunismo fue una mierda. Rumania está hecha una mierda [...]. Somos, más o menos, veintidós millones de rumanos, once millones viven afuera. Nadie quiere estar acá [..] Los rumanos no tenemos nada propio; en realidad, sí: tenemos miedo….Ningún país podría ser peor que Rumania", dijo. A José Antonio la sentencia le causó gracia. Esa frase se la había escuchado muchas veces a Emilio. Venezuela era, a juicio de su amigo, el país que no tenía contendores en el ejercicio de la derrota, era la mierda”, dice.

Los rumanos huyen como los venezolanos, perdieron, son (mos) los jodidos del mundo. Rumania – Venezuela termina por derrumbar a casi todos los personajes, que nunca logran salir a flote. No pueden escapar de las circunstancias, dentro de lo absurdo y lo grotesco, en un callejón sin salida.

El desencanto, tanto en rumanos como en venezolanos, se ve tan distinto, tan lejano, tan terrible y tan dura como sus gentes y sus desalmados jóvenes que no sienten ni un ápice de cariño hacia su patria. Transilvania unplugged es una novela muy bien construida, que como sus personajes, es una exiliada voluntaria que remontan a su país en un acto de abandono.


En definitiva, una novela con ciertos altibajos, pero cuyo trasfondo y mensaje me ha gustado mucho, porque une varios hilos argumentales para hablar del desarraigo desalmado de tantos que recuerdan con asco a la tierra que los vio nacer. Con un tono ya conocido y particular, Sánchez Rugeles hace de Transilvania Unplugged una novela tristemente divertida.

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