Stranger things ha sido todo un fenómeno. Toda persona en el planeta debería verla porque es una obra de arte. Los hermanos Duffer (productores) la describen como una carta de amor a los clásicos sobrenaturales propios de los 80, inspirados enormemente en la literatura de Stephen King y el cine de Steven Spielberg. Se siente en la historia, en los personajes e incluso, en la banda sonora, que se combinan perfectamente para hacer una grandiosa serie, que hace un homenaje a una época llena de nostalgia.
La ciudad ficticia de Hawkins es como
cualquiera de aquellos pueblos retratados en el clásico cine estadounidense.
Con un aire muy similar a Hill Valley de Regreso al futuro, es una ciudad que
se ve afectada por una serie de hechos sobrenaturales, donde cuatro niños, que
al mejor estilo de ET juegan en el sótano, hasta que toca partir a casa y uno
de ellos (Will) desaparece. Sus amigos y familia junto a la policía local
intentan buscar respuestas y terminan descubriendo un mundo sobrenatural que
incluye facciones secretas del gobierno haciendo experimentos, al mejor estilo
de Expediente X, un mundo al revés y una niña con poderes sobrenaturales.
Aparte, hace claros
guiños a escritos de King como “The Body” que sirvió como base para la película
Cuenta Conmigo, cuya referencia se encuentra a lo largo de toda la serie, pues
dicho film se centra en la historia de un grupo de amigos que emprende una
travesía por el bosque en busca del cuerpo de un niño perdido. Con claras referencias a
Resident Evil, Silent Hill, Alient o La Cosa,
Stranger Things cuenta con grandes actuaciones como la de Winona Ryder
como Joyce Byers, la madre del desaparecido, que se ve envuelta en un estado de
nerviosismo y temperamento frente a la realidad que le toca afrontar; así como
la de Finn Wolfhard como Mike Wheeler, el mejor amigo de Will, que debe
enfrentarse a situaciones extrañas, en compañía de sus amigos, donde conoce a
Once, interpretada por Millie Brown (mi favorita), una niña que viene del mundo
al revés y que posee poderes sobrenaturales, que utiliza para poder encontrar
al pequeño (y esta niña pasará a la historia como una de las mejores actrices
infantiles del mundo del cine).
A través de ocho capítulos, la serie cuenta
con grandes referencias a la época y hace un homenaje a los grandes de la
ciencia ficción. Maneja efectos
especiales muy bien trabajados, sobretodo en las escenas del demogorgón que se
parece mucho a los monstruos de la película Ridley Scott. Toda la cuestión del
juego Calabozos y Dragones, así como los cómics que los niños se intercambian,
dotan a Stranger Things de un sentido de terror y suspenso, que nos mantiene
esperando que aparezca, al mejor estilo de Viernes 13.
Además, introduce las peleas de colegio, la
curiosidad hacia el sexo opuesto y el fanatismo por los videojuegos, las
películas y los cómics como eje central de la serie, que aborda la amistad como
punto fuerte y el hecho de ayudarse mutuamente como pueblo ante la adversidad.
Stranger Things es una serie que lo tiene todo y que deben ver. Posee
personajes bien construidos, entrañables, que sientes que te importan; una
historia intrigante, que asusta y que maneja muy bien el suspenso, llena de
guiños al pasado y que, sin duda, marcará un antes y un después en el estilo de
las series del siglo XXI. Tienen que verla, porque también posee un soundtrack
maravilloso, lleno de canciones emblemáticas de la época. En definitiva, una
serie espectacular, que es un regalo para todos los amantes de la ciencia
ficción, que hay que ver y cuya segunda temporada se estrena este 27 de
octubre.
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