Ídolos rotos, Manuel Díaz Rodríguez.



Alberto Soria es un hombre descontento, insatisfecho y desencantado. Sus ideales se debilitan, poco a poco, en un mundo engañado y una sociedad que no lo comprende, luchando contra la ignorancia, la vulgaridad y el materialismo que lo rodea, teniendo como resultado su frustración física y espiritual, dando origen a una novela modernista venezolana que aborda el fracaso de los ídolos rotos.

Hace un contraste entre la vida del artista y sus anhelos de superación y refinamiento, en un medio que siente que no se adapta a él. Soria es un escultor lleno de pesimismo con respecto a su país, que exclama que: “Nunca realizaré mi ideal en este país. Nunca podrá vivir mi ideal en mi patria. ¡Mi patria! ¡Mi país! ¿Acaso éste es mi país?”, abordando el pensamiento común de que los problemas de su país se resuelven con el olvido y un viaje a Europa.

A pesar de que fue publicada a principios del siglo XX, Alberto Soria es un venezolano farandulero de la actualidad. Vive en París y se regresa a Venezuela por el estado de gravedad de su padre y, desde ahí, se perfila como un hombre hipersensible, enfermizo, cambiante, desarraigado y poco conocedor de los problemas de su país. Choca con Caracas y se siente inconforme, inadaptado, asqueado por las calles y el “pésimo gusto arquitectónico” que plaga la ciudad. A través de sus hermanos Rosa y Pedro, se introduce en lo que él denomina como una “mediocridad reinante” y la infelicidad de vivir aquí.

Se va adaptando al ambiente, pero vuelve a chocar contra la realidad al descubrir que Venezuela duda de su condición de artista, por lo que decide transformarse, entre temores y dudas, en un “verdadero creador”. Así, se va aislando hasta reunirse únicamente con quienes considera “intelectuales” y que piensan como él. Se enamora y, tras mucho andar, estalla una guerra civil que sume al país en la anarquía, dejando el país a manos del populacho y la soldadesca, observando sus obras mutiladas y profanadas por los soldados, dejando todo atrás para poner a salvo su ideal de belleza en Europa donde, según él, sí lo entienden.  

No critico a quienes se van, ni a los que nos quedamos. Estoy en contra del desarraigo y de personajes como Soria, que se consideran artistas desadaptados en un medio que, si bien se alza contra ellos, forma parte de sí. Ídolos rotos es la oposición entre el arte y el poder, en una concordancia discordante. Él forma parte de una identidad colectiva que se construye desde su individualidad que proyecta en una sociedad. No puede redimirse con su arte ante el mundo en el que vive, pues la posibilidad de hacerse reconocido se ve limitada por la patria.

Posee un carácter débil, que se escribió con la “sangre de sus ideales heridos”. En definitiva, una novela necesaria, importante y vigente, que aborda el querer-dejar-de-ser venezolano que tan popular se ha hecho.

Aquí un trabajo interesante sobre la obra: http://biblioteca2.ucab.edu.ve/anexos/biblioteca/marc/texto/AAQ8117.pdf

5 comentarios:

  1. Hola! No conocía el libro, pero esque tampoco es de mi genero ni del tipo de libros que suelo leer, por lo que no creo que lo lea. Pero me alegro que a ti te haya gustado y que hayas compartido tu opinión

    Un saludo y nos leemos!

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  2. hola! no lo conocía y no me termina de llamar, pero gracias por la reseña, besos <3

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  3. chama, aqui, buscando hacer la tarea.. jaja

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  4. Me pueden decir que tipo de novela es y porqué

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