Aquello que estaba deseando ocurrir, Leonardo Padura.



Este libro fue el primero que leí de Padura, luego le siguió El hombre que amaba a los perros, que estuvo entre mis favoritos del 2016, del que pronto habrá reseña. 


En esta ocasión, Padura trae una colección de relatos breves, cosa que me encanta, escritos a lo largo de varias décadas, varían en longitud, pero que, en conjunto, conforman un interesante resumen de la producción del autor como cuentista, comenzando en el ’87 y terminando en el 2009.

En todos ellos, Padura se muestra muy sensible, tanto en la temática, como en la prosa y la atmósfera que los envuelve. Hay un montón de personajes arquetípicos (que ya saben que me encantan), como el joven enamorado de la mujer madura, los cubanos llegando a Miami, los que regresan tras la guerra, el amor en encuentros pasajeros y el recuero nostálgico del pasado, ambientados en diferentes lugares del mundo,  con personajes regados en cada rincón del planeta, cuyo corazón permanece en La Habana.

La palabra “nostalgia” encaja perfecto para definir el libro. En realidad, la reseña podría resumirse en ello, en como lo dice el autor:


Hay países y condiciones, estigmas, querencias, clases sociales y melancolías que son parte de uno mismo y de las que no podemos escapar. Es imposible olvidar a tu barrio, al sitio de dónde vienes. Escapar del cariño a la tierra que te vio crecer no es posible. En este caso, Padura trata todo eso a través de la huida, de la diáspora, que nos ha obligado a alejarnos de nuestras raíces. En este libro, así como los creyentes explican su fe y los alemanes el nazismo, los cubanos hablan de su revolución, a la par que se cuestionan si realmente basta con marcharse para librarse del lugar a donde perteneces.  Todo esto es lo que cuenta el cubano, a través de escenas propias de la Isla, que huelen a ron, a tabaco y que claman libertad.

Aquello que estaba deseando ocurrir está llena de  escenas cotidianas y  vidas comunes. En ella, sus personajes están atrapados en un su destino, que puede más que ellos. No pueden olvidar a La Habana, se les hace imposible no debatirse entre el desamparo y la soledad propia del inmigrante. Los cuentos que componen este libro nos hablan de esa necesidad de no naufragar, de ir contra la corriente, de tristeza y de esa certeza, tan cruel como incierta, de que el pasado nos persigue, en una lucha que de antemano hemos perdido.  

No cabe duda de que los personajes, más allá de la trama, son el punto más fuerte de ésta novela y mi favorito por mucho. Son verosímiles, complejos, van más allá de lo que son, se vuelven fuertes en su fragilidad. Pese a que los finales son previsibles, Padura, con su prosa, hace que te quedes hasta el final. Entre mis relatos favoritos están “El Cazador”, “Adelaida y el Poeta”; “Los límites del amor”, “El destino: Milano-Venezia” y “Nochebuena con nieve”, los cuales, gracias a su amplio análisis sobre la vida misma, tienen un lugar en mi corazón.

Desde el título, Padura adelanta lo que viene, pues para armar cualquiera de sus relatos, él solo necesita que algo esté deseando ocurrir, para que el tiempo se encargue de romper los planes previstos. Los personajes de sus cuentos están obligados a afrontar sus propias devastaciones y a volver la mirada hacia atrás para recobrar lo que algún día fueron, mientras piensan en lo que pudo ser su vida. Aquello que está deseando ocurrir se compara con los boleros, llenos de corazón, que son una metáfora perfecta para los relatos de esta composición. 



Las balsas, la huida, las limitaciones económicas, la calidez humana vinculada a la memoria y el amor, la ideología como credo y la posibilidad de comer a diario como un privilegio, llevan a Padura a hablar con sutileza de lo duro que es ser cubano, transportándonos a la crudeza de su existencia, a través de 13 relatos que se debaten entre el pasado y la realidad, concluyendo en el sufrimiento del que, sin querer, tiene que irse.   

Son relatos que resumen millones de vidas que han salido corriendo de la isla, gracias al porvenir histórico.
Partiendo de La Habana, esa tierra de todos y de nadie, escribe boleros que se convierten en cuentos, que logran envolverte y absorberte al contarte la historia de su gente. Padura habla de amistad, de amor, de sexo, de sueños, de futuro, de pasado y de un sinfín de temas más, que desembocan en una vuelta a la Isla, desde el corazón y con el pensamiento. 


En definitiva, un libro precioso, de esos que abrazan. Me ha encantado y espero que le den una oportunidad. Hoy en día son muchos los que se ven obligados a partir de sus países, y hago hincapié en mi lastimada Venezuela. Por ello, Aquello que estaba deseando ocurrir me parece una lectura necesaria, pues es de esas que te reconfortan en medio de tanto dolor.  Padura es, en resumidas cuentas, un escritor que en sus relatos resume toda una vida, a través de una prosa cargada de nostalgia. Y, a pesar de tantas lágrimas, esta es una de mis novelas favoritas. 




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