Anna Karénina está plagada de un sinfín de personajes que se entrecruzan, creando vínculos complejos, que dan origen a numerosos hechos que son descritos en esta obra magna de la literatura. En un principio, tenemos a Anna, que está casada con un funcionario de la burguesía rusa que no la ama, o por lo menos no del todo. En este ir y venir, conoce a Vronksi, un guapo militar, con el que entabla un tórrido romance.
En ese mismo orden de ideas, surge el personaje de Levín que, según como se vea, puede ser una representación del escritor, enamorado sin ser correspondido y feliz habitante del campo. Por otro lado, Aparece Stepan Akardievich, infiel, que actúa como lazo conductor de todas las historias, siendo él el punto de unión.
León Tolstói tiene una infinidad de libros escritos. De hecho, cuenta con más de 30 novelas publicadas. Yo ya he leído algunas y, para mí, no hay ninguna como Anna Karénina. Tanto es, que no encuentro palabras para describirla, pues es una obra magnífica que traspasa cualquier adjetivo que busque definirla, cualquier calificativo se me hace pequeña ante la magnificencia de esta obra, que toca una infinidad de temas desde una perspectiva sumamente real y humana.
Por ello, me parece que quedarse en la independencia de la mujer o en la valentía de romper los parámetros sociales es tomar muy poco riesgo, porque si bien ésta obra aborda sumamente bien éstos dos temas, sorprendentemente va mucho más allá (y debo admitir que me molesta cuando se quedan sólo en la "liberación femenina").
Anna Karénina es una obra
que representa la búsqueda constante de la felicidad (de una manera muy
literal, por cierto) y todos sus personajes, desde Anna hasta Nikolái, Stépan e
inclusive Konstantín, tratan de encontrar una forma de acomodarse sin sufrir
demasiado, aunque, como en la vida misma, fracasan. A veces, de modo abrupto, como la gran Anna, otras, de manera atemperada, como Levín, pero el caso es que prueban, una y otra vez, lo difícil que es vivir.
Por ello, esta es una obra real, que nos habla de la vida pura y dura, lejos de lo rosa y cargado de drama. Nos muestra en primer plano esa constante búsqueda de felicidad utópica que emprendemos cada día, chocando una y otra vez con la triste realidad y las zancadillas del vivir. En resumen, para poder lograr la felicidad, hay que sufrir (y que a veces, por mucho que se sufra, no se consigue).
Por ello, esta es una obra real, que nos habla de la vida pura y dura, lejos de lo rosa y cargado de drama. Nos muestra en primer plano esa constante búsqueda de felicidad utópica que emprendemos cada día, chocando una y otra vez con la triste realidad y las zancadillas del vivir. En resumen, para poder lograr la felicidad, hay que sufrir (y que a veces, por mucho que se sufra, no se consigue).
Soy
toda una drama queen y sufrir con un libro es mi pasatiempo favorito. En consecuencia, Anna Karénina se encuentra entre mis títulos favoritos y
predilectos, ya que siempre recurro a él ante cualquier emergencia, pues a pesar de
que sé que voy a terminar llorando, disfruto de su lectura y su gran conclusión.
Porque sobre todas las cosas, Anna Karénina está cargada de profundos análisis y reflexiones, que rondan lo metafísico, en esa exploración de la búsqueda de la felicidad y lo que acarrea no encontrarla, así como nuestra constante lucha por mantenernos. Sobre esto se alza la maravillosa Anna, de mis personas favoritos, infeliz, insatisfecha, que encarna muy bien ese sentimiento de vacío que todos hemos sentido alguna vez. Tanto es, que no hay personaje con el que me identifique más y con el que haya llorado tanto como ella, siempre tan incompleta, en esa constante perseguir de algo que no logró. Me maravilla esta representación, me deja sin palabras.
Porque sobre todas las cosas, Anna Karénina está cargada de profundos análisis y reflexiones, que rondan lo metafísico, en esa exploración de la búsqueda de la felicidad y lo que acarrea no encontrarla, así como nuestra constante lucha por mantenernos. Sobre esto se alza la maravillosa Anna, de mis personas favoritos, infeliz, insatisfecha, que encarna muy bien ese sentimiento de vacío que todos hemos sentido alguna vez. Tanto es, que no hay personaje con el que me identifique más y con el que haya llorado tanto como ella, siempre tan incompleta, en esa constante perseguir de algo que no logró. Me maravilla esta representación, me deja sin palabras.
De igual forma, el papel que juegan los trenes en esta novela es una de mis cosas favoritas. Desde los primeros capítulos, se asoma su significado, que desemboca en un majestuoso y doloroso final. Respecto a esto, Vladimir Nabókov (Lolita) tiene un
artículo bastante interesante, donde además escribe sobre la magia del estilo de
Tolstói. Esta postura que habla de la relevancia de la figura del tren es sumamente interesante, así que si tienen un chance chequéenla con tiempo.
Considerada una de las
obras claves y cumbres del Realismo, Anna Karénina es una novela profunda, que explora lo más hondo de nuestro ser y que encaja perfectamente con lo que fue el movimiento. Cabe destacar que para Tolstói, esta fue su primera novela verdadera. Asimismo, se dice que el personaje puede estar inspirado
en Maria Hartung, la hija de un poeta ruso llamado Aleksandr Pushkin que, inspiró al escritor poco tiempo después de conocerla y que, tras un sueño, dio origen al primer capítulo del libro.
Obviamente,
hay una cantidad increíble de detalles dentro de esas 700 páginas que se me escapan. En general, a través de los pasos de Anna y Vronski se desarrolla una historia que tiene mucha tela que cortar. Me gustaría hacer hincapié en el personaje de Levín, que encarna, quizá más que todos, esa búsqueda fallida de felicidad, al igual que Konstantín, lleno de preguntas cargadas de desesperación, que todos nos hemos hecho una vez. Tolstói, partiendo desde la realidad, traza con crudeza sus historias y se limita a dejar fluir los pensamientos de los personajes. En la prosa del ruso, el flujo de la conciencia es fundamental y tiene un valor importantísimo, ya que a través de este se transmiten los valores, las ideas, las dudas, los deseos, en fin, el vivir de la época.
Descritos con minuciosidad, el escritor se inmiscuye en sus personajes y profundiza en su moral, generando preguntas sin respuestas en aquellos que se atrevan a leerlo. Cada una de ellas constituye un proceso de autoconocimiento que, a través de los personajes, llega a nosotros, los lectores, para hacernos pensar y llegar a lo más profundo de nuestros anhelos. En resumen, tras un aparente idilio de amor, se esconde un gran análisis de lo que somos como seres humanos y lo que domina nuestra ética y moral.
De igual forma, el final abierto me fascina, pues da pie a que me cuestione cosas como ¿para ella no era suficiente el amor de Vronski?, ¿pudo más la presión social que su lucha?, ¿acaso ella sentía que su amante no renunciaba a tanto como ella lo hacía?, ¿al final, la vida pudo más que su fortaleza?, lo que me permite concluir lo que a mí más me guste.
Existen numerosos estudios en torno al porqué de su suicidio, pues al ser un final tan abierto, da pie para generar reflexiones diversas. Y, de hecho, resulta hasta incómodo, pues como dice Tolstói no es apto para verse reflejado de manera evidente.
En definitiva, nuestra lucha por conseguir la estabilidad plena está perdida de antemano. Me quedo con la grandeza de Anna, su lucha por ser feliz, y con los esfuerzos de Levín por comprender su lugar en el mundo. Más allá de todo, para mí, este es un libro que nos invita a cuestionarnos, a luchar contra nosotros mismos y a alimentar nuestras dudas.
Apoyada en fuertes críticas contra la aristocracia de la época del escritor, que pronosticaban la formación de la Unión Soviética, Anna Karénina es una novela imprescindible por donde se vea, pues desde una escritura particular, hasta reflexiones que rozan la metafísica, esta es una obra cumbre de la literatura, que se ganó a pulso su lugar dentro de los grandes clásicos y que es de mis libros favoritos.
Descritos con minuciosidad, el escritor se inmiscuye en sus personajes y profundiza en su moral, generando preguntas sin respuestas en aquellos que se atrevan a leerlo. Cada una de ellas constituye un proceso de autoconocimiento que, a través de los personajes, llega a nosotros, los lectores, para hacernos pensar y llegar a lo más profundo de nuestros anhelos. En resumen, tras un aparente idilio de amor, se esconde un gran análisis de lo que somos como seres humanos y lo que domina nuestra ética y moral.
De igual forma, el final abierto me fascina, pues da pie a que me cuestione cosas como ¿para ella no era suficiente el amor de Vronski?, ¿pudo más la presión social que su lucha?, ¿acaso ella sentía que su amante no renunciaba a tanto como ella lo hacía?, ¿al final, la vida pudo más que su fortaleza?, lo que me permite concluir lo que a mí más me guste.
Existen numerosos estudios en torno al porqué de su suicidio, pues al ser un final tan abierto, da pie para generar reflexiones diversas. Y, de hecho, resulta hasta incómodo, pues como dice Tolstói no es apto para verse reflejado de manera evidente.
En definitiva, nuestra lucha por conseguir la estabilidad plena está perdida de antemano. Me quedo con la grandeza de Anna, su lucha por ser feliz, y con los esfuerzos de Levín por comprender su lugar en el mundo. Más allá de todo, para mí, este es un libro que nos invita a cuestionarnos, a luchar contra nosotros mismos y a alimentar nuestras dudas.
Apoyada en fuertes críticas contra la aristocracia de la época del escritor, que pronosticaban la formación de la Unión Soviética, Anna Karénina es una novela imprescindible por donde se vea, pues desde una escritura particular, hasta reflexiones que rozan la metafísica, esta es una obra cumbre de la literatura, que se ganó a pulso su lugar dentro de los grandes clásicos y que es de mis libros favoritos.
¡Hola!
ResponderEliminarTengo ganas de leerlo pero nunca me atrevo.
Un saludo.
Increíble me has animado a leerlo lo Agregaré a mi lista
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