Voces de Chernóbil, Svetlana Aleksiévich.


«Cierra las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Vendré pronto.»

Este libro recoge información recopilada por diez años, en los que la escritora recaudó más de 500 testimonios de personas que fueron testigos del desastre de Chernóbil, Ucrania, entre los que resaltan bomberos, liquidadores, políticos, físicos, psicólogos, habitantes y familiares de los fallecidos, a través de los cuales se exploran las vidas diarias de los afectados de manera directa e indirecta, tanto física como psicológicamente, gracias a la explosión de la central nuclear que marcó al mundo para siempre.

Conjugando la historia global con lo personal, Svetlana Aleksiévich liga la crónica fragmentada con datos generales, así como la intervención subjetiva de los que padecieron el accidente y sus consecuencias. De nuevo, obtiene como resultado un libro estremecedor que, gracias a componerse de verosimilitud pura, nos llena el alma de sentimientos encontrados y desgarradores que nos llevan a cuestionarnos sobre la maldad del mundo.

A partir del registro oral, Aleksiévich nos lleva a escuchar hablar a los hombres y mujeres que nos cuentan los sacrificios impulsados por el amor y los crímenes contra las mismas víctimas, con agonías insoportables que caen sobre los cuerpos irradiados. Sus testigos nos hablan de la mala prevención, de los errores al controlar el accidente y del desconocimiento general de la física. Se inmiscuye en la desinformación y las amenazas promovidas por el partido, lleno de ignorancia que, por no querer sembrar el pánico, engaña a sus pobladores y soldados sin brindarles la protección que ellos si tienen, bajo la mentira de una “situación controlada”, borrando todo lo que los comprometa.

Svetlana Aleksiévich describe con elocuencia la incompetencia, el heroísmo y el dolor que se esconden tras las Voces de Chenóbil, a través de monólogos que nos permiten como lectores palpar la historia, si bien terrible y grotesca, que se consolida página tras página en los cuerpos supervivientes que encarnan quienes fueron víctimas de la tragedia. Así, poco a poco rescata lo que quedó bajo los escombros de la historia para dar una visión esperanzadora que alienta a un futuro mejor. Este no es un libro sobre el hecho, sino sobre lo que contrajo, con sus consecuencias pasadas y futuras, sobre quienes las padecen y sobre aquellos que todavía la sufren en un mundo hostil donde todo parece completamente normal, el mal se esconde bajo una nueva máscara, y uno no es capaz de verlo, oírlo, tocarlo, ni olerlo. Cualquier cosa puede matarte... el agua, la tierra, una manzana, la lluvia. Nuestro diccionario está obsoleto. Todavía no existen palabras, ni sentimientos, para describir esto".

A través de cuarenta monólogos y un sinfín de protagonistas, Voces de Chernóbil ofrece una lección de periodismo, una reflexión sobre la memoria y una rendida admiración por la tristeza, con testimonios como el del bombero que se despide sin poder volver, un viejo que espera que regresen en la zona cero, un escritor que ve como su hija y su esposa se llenan de manchas negras y un coro de afectados que, desde el horror, dan fe de lo vivido. Así, cierra con una entrevista que ella misma se hace, preguntándose porque Chernóbil pone en tela de juicio “nuestra visión del mundo”, respondiendo que es ante todo una catástrofe del tiempo. Los radionúclidos diseminados por nuestra tierra vivirán cincuenta, cien, doscientos mil años”. En definitiva, nada más que decir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario