Lobo, el protagonista de esta novela, encarna un relato
fascinante sobre la vida en la frontera de México con los Estados Unidos. Él no
posee educación, pero le sobra talento para convertir los sucesos cotidianos en
hechos épicos. Sin embargo, cuando el cabecilla de una banda local de
narcotráfico se tope con él, nuestro personaje se convertirá en el juglar del
reino que, a través de sus canciones, describirá la vida tanto dentro como
fuera de la corte, con un lenguaje lírico y popular, que arma el relato vívido
de un mundo arrabalero, que va y viene entre cantinas, prostíbulos, drogas,
armas y muerte que llegará a la mente y alma del lector.
Lobo se va dando cuenta de que no existe la grandeza, sino que es egoísmo puro, y que la lealtad es un cuento chino para escalar, casi sin darnos cuenta, hasta ocupar el puesto de mayor rango, dentro de una corte de ciegos donde el tuerto es el rey. Por ello, Trabajos del reino narra la vida de un narco fuera del estereotipo, con escenas crudas, breves pero ágiles, sin descripciones de más, que se centra en los significados ocultos que hay tras ese mundo para construir arquetipos que se hallan en su galería de personajes, demostrando la otra cara del narcotráfico mexicano.
Trabajos del reino es una tragedia Shakesperiana, que se aleja de las convenciones y se adentra de lleno en el narcotráfico en la frontera sin adornos. Herrera hace una metáfora que permanece a lo largo de toda la novela, que constituye al reino como representación del Estado, el Rey como el Presidente y los súbditos como ese pueblo que aplaude como focas, a través de un estilo fabulado donde las palabras se distorsionan para adaptarse a la percepción del lector.
Además de adentrarse en la realidad del México
contemporáneo, el autor hace una reflexión sobre la figura del artista en
cualquier lugar. “Artista, lo que digo es que lo suyo tiene vida propia, que no
depende de esto. A mí me parece bien que nuestros desmadres le sirvan de
motivo, sólo espero que no tenga que escoger. Yo a usted lo veo hecho pura
pasión, y si un día tiene que escoger entre la pasión y la obligación, Artista,
entonces sí que estará jodido”, agrega, dejando ver el poco aprecio que se le
tiene.
Con un lenguaje prolijo y bien tratado, Herrera hace una
reflexión brusca y poética, a modo de elipsis, con personajes que encarnan
metáforas, teniendo como protagonista a un lobo que va conociendo ese mundo del
narcotráfico y sale de los infiernos, con una nueva sabiduría tras haber
enfrentado al Rey todo poderoso. En definitiva, una novela corta, pero
sustanciosa, que parte de una sensibilidad para ver lo asombroso en lo
cotidiano, rompiendo con los parámetros establecidos y construyendo un drama
individual inseparable de la realidad histórica y social, que consigue moverse
en ella y escapar. Sublime.
No hay comentarios:
Publicar un comentario