En
un pueblo en las afueras de Buenos Aires a finales del 2001, una comunidad de
vecinos se une para reunir el dinero necesario para llevar a cabo un proyecto
que los ayude a salir de la crisis económica que desembocó en el Corralito
bancario. En su lucha por dejar de lado a la decadencia y la pobreza, sufren
una particular estafa que los lleva a luchar por lo perdido.
La noche de la Usina es una novela entrañable, óptima, llena
de sentimientos y audacia, basada en escenas cotidianas que permiten hacer una
introspección psicológica, en una lectura plenamente satisfactoria. Es un libro
que se inicia con el cambio de siglo, en una comunidad que sufre la estafa del
corralito, a manos de un gerente de banco y un empresario sin escrúpulos
llamado Fortunato Manzi, que exprime el sufrimiento de las vacas flacas, partiendo de la metáfora invertida de exprimir a los
pobres para enaltecer a los ricos, que se anuncia tras el misterio de aquella
noche que el autor busca reconstruir hasta llegar al final.
Se
llenan de desesperación e idean un plan para recobrar su dinero, en un plan más
de justicia que de revancha, sin olvidar que el quebranto económico del
estafador es también una recompensa. Sacheri construye un robo hecho por gente
trabajadora y tenaz, que reivindica el ingenio de los pobres. Gratifica sus
anhelos frutados, en “un secreto hecho de
asuntos sabidos y confundidos a propósito, o por azar, o por las dos cosas”.
Sacheri se introduce en el suspense dentro de un pueblo
apartado, lleno de personajes, entre los que resalto a Perlassi, un antiguo
futbolista que ahora es gasolinero. Junto a sus amigos, idean varios planes,
con la osadía de quien no tiene nada que perder, engranados con un fino
narrador y la gracia del lenguaje cotidiano típico de quienes se niegan a bajar
la cabeza.
A través de estos hombres, el escritor logra introducir
reflexiones sobre la fragilidad, la vulnerabilidad y el azar en la vida de cada
uno de nosotros. Muestra un momento histórico lleno de héroes de a pie,
denunciando abusos e injusticias sin sermones, ni proclamaciones, tan solo con
una prosa firme y una intención clara.
Sin embargo, lo importante de esta novela no es la estafa,
sino el conocer qué motiva a cada uno de los habitantes a colaborar con la
causa. Empatizamos con el esfuerzo común, como si fuéramos nosotros quienes
estamos involucrados, pues se logra sentir el propio dolor de ver todas las expectativas
puestas en un proyecto que se desvanece gracias a que alguien tiene le potestad
de ejercer fuerza sobre los demás.
Quieren que pague y esto le permite a Sacheri reflexionar
sobre los hijos de puta que hay en el
mundo, cuyo poder está en las acciones que ejercen sobre los demás,
determinando preguntas como ¿qué es ser realmente una mala persona?, ¿Quién lo
es, sabe que lo es? Permite ponernos en la piel de los personajes, entenderlos,
incluso si es el malo, el desagradable, pues todos tienen un motivo claro para
ser y ejercer así.
En definitiva, una novela con un lenguaje sencillo, un humor
cotidiano y una reflexión que concluye que la línea que separa lo bueno de lo
malo está a un suceso traumático de distancia.
Hola!!
ResponderEliminarNo conocía este libro, gracias por la reseña.
Besitos :)
Esta clase de libros, personalmente me llaman mucho la atención, ya que desde mi punto de vista tratan de ser realistas, y pienso que en ocasiones nos podemos sentir identificados con este tipo de lecturas, me apunto el libro para leerlo, mil gracias por la reseña.
ResponderEliminarSaludos desde Kiwybooks.blogspot.com