En 1976 Simón Cardoso es detenido
por los militares que dominaban la dictadura en Argentina. 30 años después, su
mujer Emilia, se paraliza al oír su voz en los suburbios de Nueva Jersey,
recobrando la esperanza. Partiendo del enigma, Purgatorio retrata la ansiedad
del amor perdido y recuperado, en conjunto con la irrealidad siniestra creada
por el régimen.
Tomás Eloy Martínez ha vivido en
carne propia el exilio y a través de esta novela busca la memoria que no pudo
tener. Purgatorio es una historia de amor capaz de romper con todas las
barreras que la realidad le impone, trazando una fina línea entre la verdad y
la ilusión, mediante un lenguaje sencillo y real, que convierten al argentino
en un escritor de renombre.
Se sirve de la novela de Dante
para dar soporte a la historia, nombrando cada uno de sus capítulos con versos
de La divina comedia. “La iglesia católica creía que el purgatorio era la
purificación que necesitan las almas imperfectas para entrar en el paraíso”,
dice el narrador, enmarcando el concepto de la novela, que busca encontrar la
realidad de lo que la historia olvidó, siendo la literatura aquello que nos
ofrece lo nunca dicho.
Martínez da relevancia a un tema
que pesa sobre la historia política argentina: los desaparecidos, las prácticas
brutales de la dictadura llamadas Proceso de Reorganización Nacional, que
consistía en torturar a quien les provocara frente a sus mujeres e hijos,
asesinar a todo aquello que leyera, pensara o actuara de una manera desaprobada
por ellos, secuestrar niños, darles otro nombre y otra familia, entre un montón
de hechos más, donde la realidad supera la ficción.
A través de un personaje que
sigue teniendo 30 años aunque el tiempo pase y una mujer que vive recordando la
ausencia del único hombre al que amó y que regresa como una “sonrisa llegada de
muy lejos”, el escritor utiliza el lenguaje para colocar la duda frente a la
ideología, la certeza religiosa, el conformismo o la mascarada política, sin
dejarlas de lado, pero sin ser dominado por ninguna de las cuatro, presentándolas
como problemas, abriéndole las puertas de la interrogación y descendiendo al
sótano de la memoria, para “proponerles una duda”.
Contrasta la riqueza argentina
frente a la pobreza política y económica. ¿Por qué al tenerlo todo, Argentina
termina siendo nada? Advirtiéndonos que,
al entender nuestras miserias, podremos entender sus abismos y costumbres, para
así conocer la verdad. Purgatorio se erige contra el olvido, mostrando el
pasado y el presente, la historia y la ficción, la muerte y el olvido como palabras
inevitablemente juntos.
Tomás Eloy Martínez construye
esta historia con lo que se permite recordar, con lo que calla, lo que
modifica, lo que inventa, lo que transforma, para atacar o defenderse,
empeñándose en hacer presente lo que está ausente. “Lo que no llega a ser nunca
sabe lo que pudo haber sido. Las novelas se escriben para eso: para reparar en
el mundo la ausencia perfecta de lo que nunca existió”, dice el escritor,
siendo Purgatorio una reflexión donde intenta recuperar un tiempo que no pudo
vivir, retratando la Argentina de los años en los que no estuvo.
Reconstruye la historia de su
país que vivió desde el exilio, donde la literatura le permite visitar ese
pasado y vivir eso que no pudo transitar, haciendo una suerte de exorcismo para
saldar cuentas con su historia persona de exilio y pérdidas, mediante la
historia de Emilia, que se estanca en el tiempo con la esperanza de recuperar
lo irrecuperable, llevándonos a cuestionarnos lo que pudiéramos ser y no
fuimos.
En definitiva, la novela es un
agradable relato, sumamente crítico, donde el Purgatorio se asemeja al exilio y
que reflexiona sobre si todo lo vivido
es irrecuperable, así como las heridas latentes que nunca cierran. Una novela
que refleja el peregrinaje del autor y que se detiene en pequeños relatos para
traer a colación una época que quedó olvidada para todos aquellos que no la
vivieron y que es una carrera contra el tiempo, que le permite al argentino abordar
el universo de posibilidades de lo que nunca llegó a existir, pasando por los
distintos niveles de la tierra como Dante y saliendo ileso de la muerte.
Divina.
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