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Odín: Dios de los dioses. Padre de todos. Sabio, mago, embaucador y cínico.
Disfraz y máscara, mentiroso, traicionero y burlón. Deja un ojo en el lago
(espejo) para estar en todo y saberlo todo. La lanza que lo atraviesa es el eje
del mundo, que marcó todo lo que existe.
Aparte,
se robó el Hidromiel, el símbolo máximo de la sabiduría, y era lo único que
consumía, así como las manzanas de Idún para rejuvenecer. Además, Frigg, su
esposa, era una mujer fiel, amorosa y
que encaja en el arquetipo de pareja ideal.
Hittler
se asemeja a la imagen de Odín, porque parte del engaño y hacía alusiones al
Wotang. Utiliza la sabiduría de los ancestros para hurtar a otros, con miles de
disfraces para reaparecer. Un poder que utiliza para la mentira, bajo la
premisa del “yo amo a mi patria”, con engaños, xenofobia y la mentira de la
raza pura. Socialismo, usurpación, multifacetas dobladas. Dios del cuervo, los
lobos psicopompos, almas del más allá, conexión con la muerte y énfasis en la
política y la guerra.
·
Thor:
fuerza, agilidad, coraje y la vida como constante lucha. Dios supremo,
confiable y soberano. No hay mucho más que decir.
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Loki: Malévolo dios del disfraz. Gracias a él,
Odín es así. Volubre y hermoso. Astuto, ladrón, envidioso y de difícil clasificación.
Aportó la expresión física a los humanos, pero vive de la labia y de los
juramentos que nunca cumple. Impulsivo, perverso y uso malévolo de la palabra.
Él no forma parte del mundo, sino que viene a desestabilizarlo. En resumen, es
una esencia diabólica destructiva, que está en todas partes y en ninguna, que
dentro de la psique es una sombra colectiva, reuniendo aquello que niegas y a
lo que le temes, diciendo que no eres eso, pero en el fondo sí, y mucho.
·
Balder: Su segundo ojo murió. Depende de su
mamá. Muere gracias a Loki, mediante un muérdago. Cuando el Ragnarök llegue,
resucitará y gobernará el mundo, pues es una especie de Jesucristo, en un ciclo
de muerte y resurrección. Soberano en el futuro, ausente en el presente y
pasivo en el pasado. Regeneración, Dios del sol y dimensión trágica de la vida.
En el fondo, es un niño que no quiere crecer y ser
eternamente pequeño. Su madre representa el inconsciente colectivo y Balder la
conciencia presa del sueño, cuyo inconsciente es el muérdago que acaba con él y
que reprime su subconsciente, aquello que negamos, pero que es parte de
nosotros, porque lo que más rechazas, es lo que más poder tiene.
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