Vivan esos libros que son capaces de marcar un antes y un
después.
Hace muchos años supe de la existencia de esta novela. Entre
una cosa y otra, no había terminado de leerla. Aún así, me parece una decisión
perfecta, pues años atrás no hubiera sido capaz de entenderla. Ya había leído a
Teller con “Ven”, así que mientras pensaba en cuál sería mi siguiente lectura,
opté por escoger Nada, su título más famoso, que cuenta con tan solo 160 páginas sumamente interesantes (e incluso
raras).
Reseñar un libro tan conocido por el público actual puede
ser un arma de doble filo. En internet hay un millón de buenas críticas sobre
este libro, así que está difícil aportar algo nuevo, que es lo que siempre
busco. Sin embargo, Nada está entre los libros que mas me ha impactado este
último año y no podía dejar pasar su reseña. Aunque sé que a veces podré sonar
repetitiva en cuanto a otros artículos se refiere, espero tratar de imponer
algún punto nuevo dentro de mi humilde y sincera opinión.
Teller aborda una trama fuerte con una prosa sencilla y
directa, con giros truculentos y escenas de suma dureza, incursionando en la
narración crítica, alegórica, existencialista y metafísica. Es así como
introduce a Pierre Anthon, un niño de cartorce años que se encarama en un árbol
con el fin de proclamar que nada importa y que no vale la pena hacer nada. Ante
tan acto de rebeldía, sus compañeros y amigos deciden demostrarle su “error”
buscando dentro de sí el sentido de la vida. Todos son adolescentes que se
cuestionan su propio interior y el mundo adulto que les ha tocado vivir. La
escritora construye una especie de odisea introspectiva, moral y vital que les
revela a sus personajes y que nos muestra como lectores la importancia de
“símbolos” tan trascendentales como lo material, la apariencia, la ilusión,
religión, amistad, amor, familia, inocencia, crueldad, muerte y pare usted de
contar, que componen de una u otra forma la vida.
Es así como Nada aborda el miedo
a que la vida signifique algo, eso que ha llevado al ser humano al fanatismo
más extremo de todos. Incita a la reflexión sobre la intolerancia, la pérdida
de la inocencia y ese paso a la edad adulta. Para Anthon, no hay nada que
hacer, sólo dejar pasar la nada más absoluta y, a través de la recolecta de
objetos que “significan algo importante” se desencadena un espiral macabro de
venganza, que los coloca dentro del abismo filosófico, que los lleva a aprender
que las cosas no valen Nada hasta que no se pierden.
Jane Teller se apoya en la edad maleable y sensible de sus
personajes para aflorar la vena irracional y brutal del ser humano, que los
lleva a límites insospechados, con un estilo parecido a El señor de las moscas;
pues los chicos, más allá de conocer el valor que se le atribuye a vivir
propiamente, aprenden el precio que les otorgamos a ellas, dentro del hallazgo
de nuestra genuina y por momentos fea personalidad, en el estado más puro y
desnudo del alma, en el conocimiento de una siniestra humanidad de la que todos
formamos parte.
A pesar de estar catalogada como Juvenil, es todo un retrato
psicológico del inconsciente colectivo e individual, donde la autora realiza
toda una Tesis que va más allá de los problemas de la adolescencia. Nada es una
novela filosófica, donde sus protagonistas son ideas y los personajes vínculos
para exponerlas, escogidos con toda la intención del mundo, pues aparecen en
función de un grupo, según las necesidades de ese cúmulo y las propias, en esa
etapa tan trascendental que es la época pre-adulta y que nunca deja de ser
importante en nuestras vidas.
Esta novela es el reflejo de múltiples temas interesantes,
que van desde el fanatismo hasta la banalidad del arte, sin darle respuesta
a ninguna de las interrogantes, pues
este no es su objetivo. El propósito de Nada va mucho más allá de buscar darle
respuesta a algo, Teller busca demostrar de la manera más cruda y directa cómo
estamos hechos de barro, lo moldeables que somos y que darnos forma es
responsabilidad de cada uno ¿...o no? ¿realmente es sólo responsabilidad
nuestra? He ahí el dilema.
La complejidad de la trama avanza hasta el punto de la
narración donde los objetos que van a parar al monton adquieren un matiz con un
mayor nivel de importancia. Empiezan con objetos vivientes, como el
hámster, pero se suman tumbas
profanadas, animales decapitados e incluso, partes del cuerpo mutiladas. Así,
Nada se convierte en un libro incómodo, que no puede dejarnos indiferentes.
Cada uno de sus personajes es un
pedacito de la sociedad, dentro de la necesidad de encontrar sentido y
significado de la vida, que hace que los chicos vayan olvidando los rasgos que
los caracterizan y los hacen únicos, cayendo en la obsesión de esa búsqueda que
los lleva a la perdición, dejando de lado los valores que ya tenían, perdiendo
la inocencia que les protegía dela crueldad del mundo que, finalmente, se los
come, de donde parten las preguntas filosóficas de esta novela, pues a partir
de esa búsqueda de la verdad, muestra cómo se genera un sinsentido en la
búsqueda del conocimiento absoluto, que nos lleva a la muerte, las guerras y el
odio entre unos y otros, dando pie a la gran pregunta ¿cuál es el límite?
En definitiva, una novela polémica, que incita a la
reflexión y que da pie a pensar que, sinceramente ¡qué jodida es la vida!,
porque quizá, Anthon si tenía algo de razón cuando lo vociferaba desde su
árbol.
Hola! A pesar de haber escuchado mencionar este libro muchísimas veces, esta es la primer reseña que leo, me gusto mucho el modo en que explicas todo el trasfondo detrás del libro y definitivamente a llamado mi atención así que haré lo posible por conseguirlo pronto. Muy buena reseña, un beso :)
ResponderEliminarHe visto este libro tan solo una vez en la librería, me llamó la atención, pero no pude comprarlo. Esta es la primera reseña que leo del libro y con lo buena que es, me ha llamado aún más la atención.
ResponderEliminarMe encantó la reseña, saludos :)