Rayos.
No frecuento mucho la literatura erótica.
Siempre busco libros que me produzcan “algo” y con ese tipo de libros no siento
absolutamente nada. Son muchas las sagas famosas dentro de este género que he
dejado pasar gracias a malas experiencias, sin embargo, quiero comenzar a
seguirle la pista a Almudena Grandes y Las edades de Lulú es uno de sus libros
más conocidos.
Aunque no es un género que me guste, no puedo
obviar que es un libro muy bien escrito y desarrollado. Dejando de lado su
clasificación, la prosa de Grandes es maravillosa. En esta ocasión, nos presenta a María Luisa, mejor conocida
como Lulú, una muchacha madrileña de quince años que se inicia en el sexo de la
mano de Pablo, un amigo de su hermano, de 27 años, amante de los conciertos y
protestante contra el sistema. A partir de su primer encuentro poco usual, las
experiencias de estos dos jóvenes dará pie a una apasionada relación que mantendrán
durante años, donde se introducen en toda clase de prácticas sexuales extrañas
y poco comunes.
Lulú es bonita, buena estudiante y criada en
una buena familia, con pocos caprichos y muchos hermanos, sin embargo, termina
metiéndose en un oscuro grupo de aficionados a actividades sexuales que escandalizan
a cualquiera que no las practique. Así, Almudena Grandes introduce escenas de
lesbianismo, con juguetes sexuales, transexuales, sadomasoquismo, zoofilia,
pedofilia e incesto, en conjunto con una historia de amor, entre dos personajes
muy bien construidos e interesantes, acompañados de vagas descripciones de la
época en la que se desarrolla la historia, donde se abría un panorama de
libertad tras una etapa represora.
El personaje de Lulú
es curioso. Busca más allá de un placer físico, uno emocional que llene todas
las carencias que guardaba desde pequeña, afrontando con un fuerte carácter ese
mundo desconocido que anhelaba descubrir. Sus encuentros con Pablo, un profesor
universitario, se desarrollan bajo una especie de amor platónico, mientras que
ella deja de “ser una niña” y él se refugia en sus ganas vacías, comenzando a
desear cada parte de su cuerpo.
Es así como la
sexualidad llega a convertirse en un vicio, un antojo que necesita ser saciado,
de manera repetitiva, alimentando sus emociones. Para Lulú, es la sensación de
estar completa, pues para ella Pablo fue la primera persona que la ayudó a
volar y sentía que nadie más podría llenar sus necesidades, dentro de la
voluntad de haberse entregado a ese sentir eterno.
Por su parte, Pablo
es todo un bohemio, que siempre estuvo consciente de que ella era casi su
hermana. Siempre supo que debía protegerla, sin embargo, el deseo de poseerla
pudo más que los dos. Y ese es el problema de Lulú, que al crecer, intentaba
mostrarse como una mujer para satisfacerle, consiguiendo que explore cada
rincón de su cuerpo, dándole pie a deseos, ajenos a su cordura.
De esta manera,
Almudena Grandes en las edades de Lulú nos presenta a una niña que crece enamorada
de una pasión y a un hombre que se ve absorbido por los deseos que habitan en
su mente y que grita de placer en aquellos instantes donde la niña ha sabido
corromperlo. A lo largo del tiempo, ella ha hecho lo imposible por no perderlo
jamás, a pesar de que él la ha dejado infinidades de veces y ella ha saciado su
carió en otros hombres, aprendiendo a “clasificar”, aunque su cuerpo parece
estar atado a él. Es por ello que esta es una historia de una mujer que es madre,
amiga, amante y dependiente, ligando la perversión con el erotismo,
construyendo los recuerdos de una intensa pasión.
Lulú es humana. Es
real. Disfruta de compartirse con varios cuerpos a la vez, por separado, cada
vez que le place. Es aquello que algunos llaman una mujer vulgar por vivir al
límite. Aún así, ha sabido llevar los deseos que la impulsan, aunque está clara
de que ha llevado su pasión más allá de los límites “cuerdos”. “…La antítesis
de la risa fácil, incontrolada, que solía trastocar en una mueca la sonrisa de
aquella extravagante golfa inocente que fui una vez…”
Es una historia de
amor marcada por el juego del dominio., que refleja la ingenuidad y la
inexperiencia que tod@s hemos experimentado. En Las edades de Lulú hay
erotismo, sexo explícito, puro y duro. Es intenso, fuerte, crudo y duro, y consigue
atraparte sin tomar en cuenta el sexo. Grandes nos mete en la piel de la chica,
con quien conseguimos experimentar, sufrir, sentir y vivir esos sentimientos
tan profundos que la arrastran a través de sus edades, buscando siempre
sentirse querida, protegida y deseada. Sólo quiere seguir siendo esa niña
vulnerable, por lo que Pablo siempre será el hombre de su vida, que la guió y
la inció en eso que tanto la llena. Para ella, él es su única familia porque
nadie más la ha querido, siempre tan sola, tan triste, tan desamparada. Nada es
suyo, más que él, porque nunca logró saber quién es y a dónde pertenece.
Y a pesar de que es
él quien la ayuda a sentir algo, se aventura en ese otro mundo sola, porque al final
comprende que, aunque jamás podrá olvidarlo, su cuerpo es sólo suyo,
experimentando más y pensando menos. Ya no le importa nada más que sentir
placer; cruzando esa frontera moral, de su propia dignidad, donde ya no sabe
cómo volver atrás y cómo escapar de ese rollo en el que se ha metido y de donde
nadie la puede rescatar, porque ni siquiera ella sabe donde está.
Las edades de Lulú
es, en definitiva, un libro interesante que sale de lo que usualmente leo. Gran
cantidad de escenas de sexo que pueden resultar desagradables, que son el eje
de esta novela, que viene acompañada de unos personajes sumamente interesantes,
que vale la pena analizar más allá del placer y que me han gustado mucho.
Hola! amo este libro, estaba asqueada de todos esos títulos y esas portadas con braguitas y chocolate con frutilla pero este me dejó boquiabierta. Los personajes son reales, hay una historia además del sexo que los vincula y los muestra tal cual son.
ResponderEliminarLa desazón que me dejó este libro solo lo sentí (y soy masoquista, suelo verla cada tanto) con la película "Closer" con Julia Roberts y Natalie Portman.
Gracias por compartir tus lecturas, abrazo.
Uno de los peores libros que he tenido entre las manos. Sexo, sexo y más sexo. Los lectores que insiten en que hay algo "profundo" en el texto, se lo han imaginado. Más de lo mismo a lo largo de 250 páginas. Realmente no sabemos quién es Lulú o quién es Pablo, menos todavía -- Marcelo, supuestamente los personajes principales. Los personajes no se desarrollan, ni cambian: la trayectoria de Lulú hacia "el infierno" no nos permite entender por qué lo hace. Decir que es por la falta del amor en su familia -- es demasiado simple y superficial. No sé cómo o por qué ha logrado ningún premio. En mi opinión NO es una novela erótica, es una novela pornográfica. Sin duda hay gente que disfruta de ver o leer los detalles del sexo de una forma gráfica y explícita. Pues, allá ellos. A mí me gusta literatura, no un texto aburrido y desagradable a la vez. No le veo ningún merito por más que intente encontrarlo.
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