El Sádico Ilustrado fue una revista que circuló por
Venezuela entre el 1978 y 1980, que recogió la memoria nacional que confirma la
política y el humor del país en esos años. Todos aquellos que publicaron en
ella son parte de nuestro capital cultural, donde Salvador Garmendia resalta
como un pilar fundamental del medio escrito. En Crónicas sádicas se reúnen las
palabras que profesó por aquellos años, hablando de las anécdotas más comunes,
la crueldad cotidiana y las instancias que nos convierten en lo que somos.
Mediante el humor, visibiliza cómo es realmente nuestra
sociedad. Con un chiste, una sátira o una parodia, Garmendia refleja cómo está
integrado nuestro sistema, retando siempre al discurso oficial. En este
conjunto de relatos y reflexiones, el barquisimetano se burla de infinidades de
temas. Entre mis favoritos, está “Elogio de la mala palabra”, donde habla de la
demonización de la grosería, así como de la honestidad que se encuentra tras un
“coño e’ la madre”. “Ahorro es para los peorros”, cuyo análisis se basa de lo
inútil y momentáneo que es reunir dinero en medio de una sociedad tan
cambiante.
“Somos la gente más disciplinada del mundo:
hacemos cola para el Cementerio y nos embarcamos con la mayor tranquilidad.
Algunos hasta se resignan a ir parados, con tal de saltarse la cola y llegar
antes. Pero es natural, vale; el único consuelo de vivir en Caracas es pensar
que uno tiene que morirse algún día y si se le presenta la ocasión de apurar el
asunto, ni pendejo que sea para dejarla pasar. ¿No te parece?“, dice.
Salvador Garmendia hace un despliegue de su
irreverente estilo, analizando a una sociedad que no comprende el arribo de la
modernidad. Una capital compuesta por la inocencia y la torpeza de quienes
arrastran costumbres sobre el concreto que se alza sobre ellos. Sus crónicas
sádicas están cargadas de crítica sociales, acompañadas de un humor que es el
vehículo para llegar a un público cargado de viveza criolla que vive ante el
impacto.
En definitiva, un libro que demuestra cómo
la idiosincrasia del venezolano siempre se readapta, bajo la premisa del
oportunismo. Crítico y divertido. Imprescindible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario