«Tuve hambre y frío,
sentí que ningún fuego, ningún abrazo me calentarían, pero sé que si un solo
hombre lucha y no se deja morir, la vida vale la pena.»
Había una vez un
hombre que nació en un pueblo al sur de México. Nunca hubiéramos sabido de él,
pero cuando el tren pasó frente a sus ojos, decidió contar el relato de su
vida, pues supo el porqué de su indomable ansia de siempre ir más allá de sus
límites. Se llama Trinidad Pineda Chiñas, cuyo tren recorrió lugares
inimaginables, que pusieron de cabeza al país y al régimen.
El tren es la vida. Pero
no correría sin mujeres. Por las páginas de esta historia transitan madres,
esposas y maestras, con poderosa presencia y la fuerza propia del género. En
esta ocasión, Poniatowska habla del movimiento ferrocarrilero para mostrar cómo
las luchas sociales pueden poner en jaque al gobierno, mientras que reflexiona
sobre la corrupción y el tiranismo que se halla dentro de él. Resalta porqué la
educación es vital en la formación y el progreso de un país, con un tono agridulce,
que deja la esperanza de cambiar a una nación, poniéndola de cabeza por una
causa justa.
La autora nos
traslada a paisajes exóticos, dentro de una vida dura que marcan la formación
del líder, a través de flashbacks y monólogos interiores que le sirven para
ofrecernos la novela “idílica”, acompañada de descripciones inigualables, que
se alternan con diálogos sublimes. Siempre trata el tema de las mujeres que hay
detrás del personaje y que son para él una fuerza invisible que lo impulsa a
siempre ir más allá.
Poniatowska
ha escrito una crónica obrera, poniendo a un héroe con luces y sombras que hace
un canto a la solidaridad del trabajo. Hace una biografía ficcionalizada a
varias voces, que incluyen los testimonios de Trinidad Pineda y el discurso
femenino, que combate contra una sociedad más justa, con una voz predominante
que sale de la condena del silencio.
El
tren pasa primero recrea el desequilibrio de los valores y la educación en una
época postrevolucionaria, que parte de la nostalgia de un tiempo lleno de
lucha, mostrando personajes reales, débiles y fuertes, con sus mentiras, pactos
y traiciones que los llevan a situaciones que escapan de sus parámetros.
En definitiva, en El tren pasa primero, Poniatowska ha
preservado el impulso de un movimiento social. Con sutileza y conocimiento de
causa, habla del rol de la mujer y de la izquierda mexicana en el movimiento
ferrocarrilero. Una novela larga, que no desperdicia ni una sola página y que
mantiene la esencia de la autora, que en esta ocasión nos deleita bajo la
filosofía del tren como reflejo de la vida. A leer.
¡Hola!
ResponderEliminarGracias por la reseña ^^
La de libros que me estoy apuntando gracias a esta iniciativa, otro más para la lista jajaja
¡besos!