Dispara, yo ya estoy muerto, Julia Navarro.



Después de leer Historia de un Canalla, me propuse seguir con la narrativa de la española Julia Navarro. Dispara, yo ya estoy muerto parecía ser la mejor opción, así que no dudé en ponerme con su lectura, que ha estado bastante bien. 

En casi 1000 páginas, Dispara, yo ya estoy muerto nos introduce en la historia de dos familias que luchan por sobreponerse a su propio destino. Por un lado, tenemos a Marian Miller, una cooperante de una ONG que debe realizar un informe sobre los asentamientos ilegales de los judíos en palestina, para lo que debe recoger las versiones de ambos lados. Así, llega hasta Jerusalén, donde se encuentra con Ezequiel Zucker, un anciano que tiene muchas cosas que contarle, en un paradigma lleno de secretos. A partir de allí,  se arma un enorme puzzle en el que se encajan un millón de complejas piezas, gracias a la historia que Zucker tiene que ofrecerle, a través de la cual Miller conocerá una versión árabe y particular de la historia de  París, San Petersburgo, Madrid, Varsovia y Jerusalén a finales del siglo XIX. 

Navarro no deja por fuera ningún detalle y narra desde el nacimiento del panarabismo, pasando por los asentamientos judíos en Palestina y la formación de las milicias, hasta el ejército israelí y el papel que jugó Gurión él.  Esto hace que el lector se adentre en una novela ambiciosa, llena de un análisis de la realidad que pasa de las cosas pequeñas y que se sumerge en una serie de fundamentos sumamente profundos.


Entre los protagonistas, Ezequiel y Marian, nace un diálogo que Navarro que es una metáfora del futuro y que desencadena en un desenlace dramático, dotado de un toque de esperanza, que hace que, mediante las relaciones de las familias judías y palestinas, se arme un diagnóstico de la situación actual de la zona, a la par que se resume un siglo de conflictos que surgen por malos entendidos.

Es así como Navarro construye una novela larga, más no pesada, que cita a un montón de personajes históricos y que presenta todo aquello que el tiempo ha ido borrando sobre el conflicto palestino. Además, le da al lector  la autonomía de la historia, haciéndonos dueños y señores de lo que se cuentan, dando como resultado un libro lleno de historia, sumamente ambiciosa, en la que la autora muestra cómo las circunstancias llevan a soluciones descabelladas, cómo la amistad lo vence todo y los prejuicios que tenemos sobre aquellos que son diferentes a nosotros. 

En definitiva, Julia Navarro une dos puntos de vista en una misma historia, que te engancha desde el primer momento y que presenta el conflicto que ha marcado al Oriente en los últimos años. Además, habla de problemas actuales que necesitan una solución y a los que la autora y periodista ha intentado darles una salida.

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