En la casa del pez que escupe el agua, Francisco Herrera Luque.



 
El título de esta novela parte de la mansión de los Machados, una poderosa familia criolla que comparte el poder con los dictadores de turno, tomando siempre un nuevo punto de partida. Fabulada, la historia narra la vida imaginada de Juan Vicente Gómez, campesino de los Andes venezolanos, que se convirtió en un tirano civil y militar por 36 años. Mezclando acción, realidad y ficción, Herrera Luque construye sus relaciones, diálogos, anécdotas y características psicológicas del personaje, haciendo de La casa el pez que escupe agua una novela significativa para las letras contemporáneas venezolanas.

Este es un libro capaz de ponerte la piel de gallina de una forma muy sutil. En la casa del pez que escupe el agua retrata sesenta años de la historia venezolana, con un título que evoca a metáforas, a estirpes mantuanas, capaces de mantenerse en el poder ante cualquier cosa. Da la impresión de que, aunque han pasado muchos años, seguimos estancados ahí, en esos códigos familiares para seguir teniendo los privilegios del poder, viviendo a las sombras del político de turno, sumidos en la total anarquía.

Herrera Luque parte de la figura de Juan Vicente Gómez, el Sátrapa Caribeño, que fue amo y señor de nuestro país. Comienza narrando su aventura con Cipriano Castro para que los Andinos tomaran el poder, manejando con audacia la relación que mantuvieron antes, durante y después del poder. Así, nos ofrece a lo largo de casi 600 páginas el relato de siete épocas, cargadas de claroscuros, extrapoladas en la intemporalidad filosófica y creativa propia del escritor, construyendo un mundo de experiencias y circunstancias históricas que representan diversos matices de la Venezuela contemporánea.

Con una prosa humorista que se adentra en las personalidades de cada uno de los personajes, los hace interactuar con la ficción, para abordar la historia de una manera fabulada que el mismo define como verídica y verosímil. Cuida cada detalle, construye con meticulosidad cada palabra, puliendo su historia hasta convertirla en la maravilla final que es En la casa del pez que escupe el agua.

Además, Herrera Luque se proyecta a futuro y penetra en la historia socio-política y psicológica de la Venezuela de hoy. Apela al pasado para hurgar en nuestras raíces más recónditas, para concluir que hemos repetido conductas por centenares de años, que se han disfrazado con ciertos cambios, pero que siguen siendo las mismas. El escritor comprende muy bien el pensar de sus contemporáneos, desarrollando las diferentes facetas de la historia venezolana, a partir de sus contradicciones y escenarios, para reescribirla desde su subjetividad.

Además, En la casa del pez que escupe el agua reproduce arquetipos en personajes políticos que seguimos teniendo (y seguiremos). Así, concluye que nuestros males no sólo se encuentran en nuestros gobernantes, pues ellos son solo el reflejo de lo que somos los venezolanos socialmente, es decir, son productos circunstanciales dentro de nuestra historia cargada de caudillos y populismo, alejados de una estructura democrática concreta.

En definitiva, una novela increíble, que es un reflejo de mi realidad y que me ha dejado atónita.

1 comentario:

  1. Revisen a la familia Machado, la cual se vende como la gran demócrata de este país.

    ResponderEliminar