Floreana Fabres es historiadora y llega a la
isla Chiloé, al sur de Chile, para pasar una temporada en un albergue de
mujeres, que es un refugio para féminas de todo tipo, que desean sanar el dolor
común del desamor de los hombres, que es el punto de encuentro para ellas, mediante
una historia narrada a través del médico del pueblo, desde una perspectiva
masculina que arrastra sus propias heridas.
Ambivalentes, reprimidos y vacilantes, los
hombres sienten miedo frente a la autonomía de las mujeres, en las que crece la
insatisfacción, siendo este “el mal femenino” del siglo. Partiendo de esto,
Marcela Serrano aborda las relaciones actuales, enfocándose en mujeres que ya
no quieren ser esposas perfectas, madres perfectas e, incluso, mamás de sus
esposos, pues sus aspiraciones han evolucionado
hasta necesitar una entidad propia y una igualdad necesaria.
Sin embargo, la escritora plantea que una de las
consecuencias de este paso es el desamor. El precio de este cambio es la
soledad. Al lado de una mujer más segura de sí misma, más fuerte, más
independiente, no puede haber un hombre incapaz de asumirlas, siendo este el
problema principal de El albergue de las mujeres tristes, donde se debaten
entre la insatisfacción, la falta de autoestima y el sentimiento de fracaso.
No es un libro ni sobre mujeres ni para
mujeres. Habla del desamor en su estado puro, de quienes huyen de una historia
personal dolorosa y que buscan deshacerse de lo negativo para seguir viviendo
sin la pesada carga del amor. Así como Floreana y el doctor, que son como el
ying y el yang, que entre el ir y venir, sacan a la luz todo lo que les nubla
el alma, mediante dolores que atañen a todo el mundo.
Aún así, Serrano resalta muy bien los cánones
y límites que las mujeres sufren todavía, cargando con arcaicas obligaciones
familiares, cuidando de los otros, con la idea de una familia perfecta, dentro
de un mundo laboral masculino, sin la plena libertad de disfrutar del mundo a
su manera, evidenciado a través de una serie de personajes eternamente juzgadas
por los demás en su constante búsqueda de felicidad y amor.
En definitiva, El albergue de las mujeres
tristes es una novela sobre el desamor, la soledad y los miedos que contraen,
narrados a través de una voz masculina, que permite afirmar que los sentimientos
no saben de género y que, sin duda, pertenecen única y exclusivamente al ser
humano.
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