Velasco se cuestiona como el huevo y la
gallina si fue primero el dólar o el deseo. Según la historia, la ambición
desmedida tiene un alto precio, así como un alto rendimiento. A través de un
conjunto de fábulas, los personajes de El materialismo histérico no tienen ni
culpa, ni escrúpulos ni vergüenza y así se rinden al poder lujuriante de la
avidez. Forajidos, mercachifles, chantajistas, precios, playboys, pacifistas,
dictadores y guajolotes forman este libro particular, cuyos capítulos desarman
nuestra incredulidad, con un lenguaje engordado con hormonas y esteroides,
lleno del sarcasmo y el humor negro propio del escritor.
En un libro lleno de chantaje y cinismo,
Velasco cambie el juego del dinero y lo pone en evidencia para hacernos
reflexionar sobre nuestra conducta “del diario”, con fábulas que nos ponen
entre la espada y la pared. Juega con las palabras y derrocha humor en cada una
de sus frases, convirtiéndolo en una crítica concisa, suavizada bajo esta
técnica, que lo hace una apuesta llevadera y atractiva.
"Comencé a
escribir los cuentos en un momento personal en el que me encontraba en una
profunda crisis económica. Quería dedicarme a la literatura y mis recursos se
estaban agotando. En las situaciones límite, y cuando camina por medio el
dinero, conoces la miseria y la bondad del individuo", apunta el escritor.
Se dirige a la sociedad
materialista que se ríe de lo trágico y lo difícil de la situación actual.
Entre mis favoritos están Confieso que he venido, La Venus de los cheques, La
venganza del hijo de Yocasta y A Clockwork Poker, que son una ventana a la
realidad del mundo, donde todo depende de cómo se mire y que se envuelve en una
atmósfera de humor, sarcasmo e ironías.
El dinero toma diversas formas, desde el robo hasta los complots para ganarse la lotería. A través de las confesiones, la invocación y el ejemplo, el mexicano reúne a un conjunto de malos ejemplos, donde reluce el pícaro, el delincuente y el pobre que ve en eso su salida. Es, en sí, un disparate, ya que cada uno ejemplifica una idea. Toma elementos propios del folklore popular y los conjuga con las tarjetas de crédito, el uso fraudulento del dinero y los eslóganes de publicidad para dar una imagen de nuestra sociedad.
El dinero toma diversas formas, desde el robo hasta los complots para ganarse la lotería. A través de las confesiones, la invocación y el ejemplo, el mexicano reúne a un conjunto de malos ejemplos, donde reluce el pícaro, el delincuente y el pobre que ve en eso su salida. Es, en sí, un disparate, ya que cada uno ejemplifica una idea. Toma elementos propios del folklore popular y los conjuga con las tarjetas de crédito, el uso fraudulento del dinero y los eslóganes de publicidad para dar una imagen de nuestra sociedad.
La
explosión del mercado, el consumismo y la globalización han llevado a Velasco a
reflexionar sobre la banalidad de nuestras nuevas preocupaciones, donde
inversión y derroche son las nuevas constantes, que nos convierten en seres
capitales, dejando de lado nuestras capacidades sociales. El dinero se ha
insertado en la vida cotidiana y aparecen en esta antología del mexicano para
mostrarnos las consecuencias que la plata trae consigo.
En
definitiva, El materialismo histérico cobra vida por lo que tiene, la plata que
guarda y las tendencias que sigue. A través del humor y del sarcasmo, se
construye un libro que recuerda que frases como “el dinero no lo es todo” o “el
dinero no compra la felicidad” son mentiras para disfrazar nuestro consumismo,
pues la plata te permite conocer a la gente y sus límites, ya sea por su falta
o por su exceso. 24 piezas de mucha calidad que son necesarias en pleno siglo
XXI.
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