Viva siempre la amistad.
Hay libros que llegan justo en el momento
adecuado. La vida cuando era nuestra es uno de esos. Un gran homenaje a la
literatura y los libreros, donde la autora demuestra el valor de aquello
cotidiano que sólo valoramos cuando deja de estar ahí.
Izaguirre nos presenta a Lola y Alice, dos
mujeres unidas por la literatura, que al juntarse se transportan a otros
tiempos. Además, se suma Matías, un personaje cansado, que descubre que la
literatura puede salvarte la vida. Así, la autora presenta historias de vida,
en un ir y venir de personajes sin raíces, familiares ni físicas, en ningún
lugar, con un amor desolado, olvidos y recuerdos a cuestas.
Crea una línea entre dos personajes, unos
perjudicados por las guerras, que se refugian en una librería que les da fuerza
y otros, que con un pasado que duele, esperan un cambio por llegar. Se
mantienen unidos por los libros, el afecto y el amor, que siempre es el pilar
que empuja a todas las fuerzas perdidas.
Con La vida cuando era nuestra, Marian
Izaguirre nos muestra el sentido de la amistad, de la familia, de la pérdida,
la muerte recurrente y del amor por la lectura, eso que nos evade de la rutina
y nos lleva a mundos paralelos que dejan de lado todo el sufrimiento de la
vida; con una prosa que transmite calma, tranquilidad, serenidad, sobretodo en
esos episodios donde las experiencias de ambas chicas ayudan a la otra a seguir
luchando, con muchas referencias a otros libros, en busca de esa estabilidad
que poco a poco han perdido y que la literatura parece regresarles, unirles,
más allá de la edad, la época y vivencias.
"Lee,
lee siempre que puedas. Eso te salvará..."
En esa librería
humilde, Lola y Matías hacen frente a una época donde la censura reinaba y que
llevan dentro de sí el amor por la literatura y por sacar adelante eso que
combate lo que todo el mundo intenta callar. Su lucha incansable por seguir
promoviendo la lectura a pesar de todo me recuerda mucho a los escritores y
editores de mi país, Venezuela, que frente a tantos problemas, inconvenientes y
obstáculos, siguen haciendo libros.
La vida cuando era
nuestra se ganó mi corazón por esa capacidad de recordarnos el valor de los
libros en los períodos más amargos. Recordemos que de los hoyos más oscuros y
profundos de la literatura universal han salido las obras más reconocidas y
características del mundo y eso parece demostrar un libro como este.
La amistad entre
estas dos mujeres que leen juntas, con historias tan distintas, una que calla y
otra que se enfrenta a lo poco que queda y que encuentran en la literatura un
nexo en común me encanta, construida a base de escenas cotidianas, que invitan
a no rendirnos, con su complicidad que va más allá del papel.
Izaguirre confirma
eso de que las novelas nunca reflejan quiénes somos, pero sí quién queremos
ser. Una novela hermosa, poética, que señala las bondades de la literatura y
que incluye a libreros, lectores y escritores a ese ejercicio del conocimiento de
uno mismo a través de lo escrito, de lo que nos define y nos hace afines a los
demás. Es decir, el hombre que escribe y que lee se unen en busca de una
palabra que los “interpele y los proyecte”.
Mezcla
la Guerra Civil española con los acontecimientos de la mitad del siglo XX y
parte del actual, con recuerdos y a modo de flash backs, ligando un narrador en
primera persona con uno omnisciente, que le da a la historia un hilo de
flexibilidad que combina tiempos y acontecimientos, con personajes sumamente
bien construidos y múltiples guiños a la historia de Española y la literatura
de la época.
En
definitiva, un libro precioso que habla
de la amistad, del amor y de la vida en general, enmarcado en la Guerra Civil
española y todo lo que trajo y que hace un homenaje interesante a los buenos
libros y libreros que día a día nos reconfortan. La vida cuando era nuestra es
un homenaje a todas esas historias que hacen que nos consideremos amantes de la
lectura y que se va directo a mis favoritos de este año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario