Colombia,
bonita Colombia.
En el
panorama de la literatura latinoamericana actual, Vallejo sobresale sin duda
alguna. Después de La virgen de los Sicarios, uno de los mejores libros que leí
en el 2016, me propuse seguirle de cerca los pasos, así que al ver que había
escrito un ensayo sobre la iglesia católica y que Saramago lo había leído y
disfrutado, no dudé en hacerme con él.
Antes de
comenzar, me parece importante rescatar que no es un libro sencillo, se mete
con tres religiones importantes de frente, con un sentido bien irónico y con el
propósito fundamental de criticarlas y hacerlas leña. Yo, que soy católica, que
creo en Dios, que rezo y que intento practicar en la mayor medida de lo posible
mi religión, no he visto nada alarmante dentro de la novela. Si bien queda
claro que el escritor se define como ateo, lo que hace es presentar hechos
reales, ocurridos, con testimonios y pruebas que demuestran cómo sucedieron las
cosas. Así que sí, dejando de lado que no es un libro apto para ciegos en
cuanto a temas de religión, continuemos.
El
colombiano nos presenta, a lo largo de 300 y pico páginas, un ensayo
sustentado en bases académicas sobre la historia de la iglesia. Toma como
título a una de las alegorías bíblicas con las que los albigenses denominaban a
la Iglesia Católica Romana a raíz del enfrentamiento con el Papa Inocencio III
que ordenó que fueran masacrados, junto a todos los habitantes de Beziers, la
ciudad donde se refugiaban y que está registrado dentro del Nuevo Testamento,
en los capítulos 17 y 18 del Apocalípsis.
Vallejo
critica de frente a las tres religiones a las que denomina como “los tres
fanatismos semíticos”: cristianismo, judaísmo e Islam, atacando sobretodo a los seguidores de esta última por
“por albergar en su seno a fundamentalistas que no dudan en asesinar a todos
aquellos contrarios a sus creencias”. Con irreverencia y un lengaje sumamente
ácido, Vallejo apoyado en un gran referente teórico y documental, hace un
recuento de los grandes errores de la iglesia Católica y sus consecuencias, las
torturas y asesinatos en la Inquisición, las cruzadas, las persecuciones a
judíos, la colonización española, entre otros, sumado a una gran cantidad de
personajes corruptos dentro de la Iglesia, incluyendo a muchos Papas que fueron
pedófilos y cuyos hechos serán imborrables a lo largo de la historia,
mencionados en libros, recordados en fechas y llenos de nombres.
Critica
a ese fanatismo criminal, planteándose la posibilidad de que los países
latinoamericanos tomemos en consideración la conveniencia de proscribir el
catolicismo por ser el culpable de crímenes, matanzas y torturas terribles. Vallejo
ve en las religiones “máquinas de asesinar” que predican una moral que nunca
han practicado, paseándose por diversos temas diferentes, controversiales y de
los que pocos se atreven a hablar.
Planea
la idea de que la iglesia no se formó sobre prejuicios, pero que sí ha
ascendido a través de ellos. Forma una cantidad de argumentos increíbles sobre
y en contra del Vaticano que hacen replantearnos todo el daño que nos han
traído como humanidad. Con una prosa muy sincera, argumenta que la Iglesia es
la culpable de las mayores atrocidades del mundo hechas en nombre de Dios, y
añade a que están cargados de contradicciones contemporáneas, pues se oponen a
cuestiones como tecnología para alimentar a los hambrientos y el aborto como
decisión voluntaria.
Así,
siendo una persona ácida, analiza textos bíblicos, sobretodo los evangelios y
concluye que han sufrido demasiadas correcciones, sustentando que “no hay peor
enemigo de la Biblia que la Biblia”, cuestionándose el origen divino de dicho
libro. En definitiva, un ensayo delicado, donde cierra diciendo que “No hay
razón para que estos fanatismos monstruosos… perduren un día más. Ha llegado la
hora de decirles basta”. Añadiéndole temas como la sobrepoblación mundial,
el sexo, la pobreza y los problemas mundiales, Vallejo construye un libro ameno
y provocador, apto únicamente para mentes abiertas.
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