Así, el nuevo país se erige como el Dorado,
aunque para Marlon solo sea el lugar donde vivir con su amada, incluso cuando
es víctima de una persecución policial que los separa y que lo obliga a ir tras
ella, en una ciudad con más de veinte millones de personas, donde comprueba que
el amor es completamente ciego y encuentra su lugar en esa maravillosa ciudad
que no deja callos nada más en los pies.
Franco coloca a dos colombianos sin papeles,
desnudos socialmente, inmersos en un mundo anónimo, que los persigue y se los
come poco a poco. Muestra los niveles de degradación a los que puede llegar el
ser humano para materializar su sueño y toda la miseria que puede soportar,
porque lo importante, por ahora, es simplemente sobrevivir, concluyendo y
sucumbiendo a la maldición el emigrante, porque “uno no se quiere ir, pero
tampoco quiere volver”.
Mediante escenas que van y vienen entre el
pasado, el futuro y el presente, iniciando por el final, Paraíso travel está
plagado de diálogos rápidos, concisos, con descripciones muy visuales, acompañadas
de su particular prosa, dejando, como siempre, un amargo y agradable sabor de
boca. Como todos los buenos escritores.
Paraíso travel es la materialización del
sueño americano, que lejos de darle felicidad, los lleva por un camino de
sufrimiento, humillación, maltrato y exclusión. Es el camino que deben recorrer
aquellos que emigran en busca de una vida mejor, que se basa en el imaginario
que parte de la ideología latinoamericana de enaltecer las culturas extranjeras
(Estados Unidos y Europa) que nos alienan y nos han dotado de ideas, costumbres
y culturas de otras civilizaciones, haciéndolas dueñas de nuestro desarrollo como
sociedad, que bien está llena de limitaciones y que se encarga de cortarle las
alas a quienes todavía viven dentro. “¡No le echés la culpa a la vida! La culpa la tiene este país y los
güevones que lo manejan; o a ver – prosiguió furiosa- contame, decime en qué
país que se respete lo dejan a uno sin estudio”, agrega Franco.
“Fíjate que hasta entiendo el dolor y la incertidumbre de
ser colombiano; y que cuando quisiste cambiar de patria, Reina, no entendiste
que la patria es cualquier lugar donde esté el afecto”, dice Marlon. Se ven
desplazados y llegan a un lugar que los obliga a madurar física y
espiritualmente, siendo viajeros completamente distintos a los que llegaron en
un primer momento, emprendiendo una travesía, más all´ña de cualquier otra
cosa, personal. Marlon transforma su visión del mundo y de sí mismo, realizando
una revisión, que parte del recuerdo y la reflexión, de sus cambios a partir de
la salida de su país hasta el reencuentro con su amada y el saber, ahora, su
lugar en el mundo.
En definitiva, Paraíso travel es lo que llaman una novela
latinoamericana del siglo XXI, pues sigue el hilo de aquellas que abordaban el
choque con la cultura Europea, pero incursiona al hacerlo con Estados Unidos y
la ola de migraciones latinas hacia el “país de las oportunidades”. Un libro
que me ha calado hondo. Y espero no ser de esas a las que le toque salir
corriendo antes de no poder seguir surgiendo.
"Hoy
no quiero morirme, Reina, porque el tiempo a veces es generoso y ahora está
jugando limpio. Ya terminé de buscarte, ya salí de eso, ya entiendo que estoy
haciendo aquí con vos y por qué salí corriendo, ya sé más. Fíjate que hasta
entiendo el dolor y la incertidumbre de ser colombiano; y que cuando quisiste
cambiar de patria, Reina, no entendiste que la patria es cualquier lugar donde
esté el afecto. Ahora sé para dónde van mis pasos; no tengo callos únicamente
en los pies. Ese es el regalo del tiempo, aunque a vos solamente te cambió los
ojos.
Fíjate que el pie ya no me tiembla, y aunque me tiembla la voz, voy a soltarla para decirte sin rabia:
-Mátate vos Reina, si querés"
Fíjate que el pie ya no me tiembla, y aunque me tiembla la voz, voy a soltarla para decirte sin rabia:
-Mátate vos Reina, si querés"
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