Blanca es ama de casa y sufre una extraña
enfermedad mental llamada afasia, que impide al cerebro articular el lenguaje,
así que no puede ni leer ni hablar, aunque sí puede entender lo que sucede a su
alrededor. Por ello, sólo le queda recordar y en las páginas de Para que no me
olvides, pasa revista a su existencia. En la vida sosegada y estable que le
proporciona su matrimonio no cabían las sorpresas, aún así, la atracción que
ejerce sobre ella una relación fuera de sí derrumba las fronteras que se habían
construido a su alrededor, convirtiendo sus monótonos días en una necesidad de
encontrarse y abrirse a realidades sociales y políticas que desconocía.
Las palabras son para los amantes y los
silencios para los esposos. Serrano se introduce de nuevo en el profundo
universo de las mujeres y las diferentes formas en las que el amor irrumpe en
él mara vivificarlo, construyendo así un relato intenso, que aborda a quienes
tienen que quedarse calladas para asegurar una vida bajo un apellido
importante.
A través de la
imposibilidad de comunicarse, la chilena aborda los pilares que sostienen
nuestra existencia y cómo se tambalean, dentro de los patrones que dominan los
mandatos sociales, que súbitamente se desmoronan con el contacto con otras
realidades y con la aparición de un alguien o un algo que pone en jaque mate
toda su existencia.
Con la sensibilidad propia de la escritora, aborda la historia común que tenemos que contar las mujeres, a través del hecho de tener que abrir los ojos a un mundo que no está diseñado para nosotras, una realidad latente en Para que no me olvides. Pone en manifiesto la herencia asignada al género femenino del deber de ser mujer, bajo lo que otros esperan que sea, siendo esto lo que hace que los deseos y necesidades de Blanca queden más postergadas.
La insatisfacción se revela como la dueña de
su ser y comienza a entender que es tan sólo una espectadora de su propia vida,
dentro de una maraña de inquietudes e interrogantes que la obligan a
replantearse su sentido e impulsar la necesidad de encontrarse como individuo.
De nuevo, esta entrega es un retrato íntimo del universo femenino, donde los
desencuentros necesarios terminan siendo el único camino para su propio
descubrimiento.
Además, Serrano plantea de una forma
extraordinaria la sociedad chilena de una década atrás, tratando de recuperarse
del daño hecho por la dictadura. Tras los pensamientos y recuerdos de Blanca,
se construye un retrato del país de la escritora, bajo una prosa poética dentro
de la cotidianidad, logrando una empatía con el lector, a través de un
personaje que tiene mucho para dar y que es una mezcla entre ternura y drama.
Con citas preciosas y una narrativa preciosa
y original, Para que no me olvides es un libro excepcional, que resalta dentro
del trabajo de Marcela Serrano, una de mis escritoras favoritas. A mi parecer, su
mejor novela, que me marcó y me conmovió, pues a través de la soledad de un
personaje incapaz de hablar, permite abordar la nuestra y la forma en la que
las personas pueden morir en vida, replanteando preguntas como ¿vale la pena
vivir una vida bella sin palabras, sin poder decir te amo, sin poder quejarse? Que
convierten a la novela en una oda a la lucha contra la muralla de la soledad y
que se ha convertido en una de mis favoritas. En definitiva, indispensable.
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