Liubliana, Eduardo Sánchez Rugeles.




Liubliana es el nombre de una ciudad de Eslovenia, pero también el recuerdo de una pasión, de un amor secreto y de mucho más, sinergia de la vida y amalgama de lo humano. Es la historia de “la niña más hermosa del mundo” y Gabriel Guerrero, que da origen a un sinfín de personajes cruzados e imágenes imborrables, que dan pie a una montaña rusa y un caleidoscopio de vivencias. Es, en resumen, un relato de amor que va y viene en varios tiempos y lugares, llenos de melancolía y nostalgia, pero también de humor, ironía, tragedia y thriller, formando el reflejo de una época plagada de seres que han sido desterrados de manera abrupta y que han sido arrancados de su entorno, sin saber manejar esa eterna condición de (no) pertenecer.


Hablando venezolano propiamente, qué vaina tan buena. Es una historia venezolanísima que muestra lo que fue crecer entre los 80’s y los 90’s con la ilusión de la tierra prometida, el inicio de la Robolución, el paro petrolero, la tragedia de Vargas, el estancamiento y la involución, cimentado en el desarraigo que ha traído consigo ser de Venezuela estos últimos años, mostrando el dolor de tener que abandonar a tu país y el pensamiento imperioso, pero triste, de todos aquellos que mantienen que, para surgir, hay que irse.





El escritor arremete contra su propia generación, cargado de rabia y dolor, que matiza con un fuerte humor negro, con personajes cuya vida decide por ellos, que mueren o los matan, sucumben o se acomodan, que nos atrapan, divierten, deprimen e incluso decepcionan, llevándonos de la risa hilarante a la profunda tristeza. Ellos demuestran la cruda realidad de una época de cambios en una generación que creció a la sombra de la ignorancia, las mentiras y la manipulación, bajo la premisa de que lo que tenemos es lo mejor, a través de caracteres que se sienten tan familiares, que por momentos crees que hablan de tus panas, o incluso de ti mismo.



Con fluidez y homogeneidad, muestra lo contemporáneo, los conflictos actuales y el sentimiento de derrota, que hacen de esta una historia nuestra, que es para nosotros y por nosotros, cargada de emociones tratadas con un lenguaje colonial, que permite enlazar diversos puntos de nuestra modernidad, partiendo de angustias, temores, sueños no cumplidos, y recuerdos de una infancia, un país vacío, mísero, hostil y noble, que es la cuna de una generación sin futuro, que crecieron sin arraigo, sin amor por una patria que, para ellos, no les dio nada más que profundas tristezas y decepciones, encontrando el paraíso en cualquier lugar muy lejos de Caracas.



Con un estilo sumamente peculiar, Rugeles maneja las líneas temporales de manera impecable, con personajes muy humanos y atmósferas que sólo un venezolano puede apreciar y entender. De manera magistral, lleva el ritmo de los mejores thrillers, mostrando diversos contrapuntos y fugas de la psiquis latinoamericana, reflejando la falta que hace un simple detalle, una persona o un lugar cuando estás lejos de casa.



En un balance oportuno y necesario, Liubliana tiene la capacidad camaleónica para que, según el lector, una perspectiva prevalezca sobre otra. Para mí, es una historia de nostalgia e ideales de un país fabulado, que parte de secuencias que saben a cachito y huelen a ricomalt, a empanada y a malta, siendo testigos de una juventud desesperada que surge como la verdadera protagonista. Es, así, una tragedia donde cada uno de ellos se ve atravesado por la adversidad, logrando capturar a un mundo convulsionado donde resulta preferible partir.


Liubliana habla de la decadencia de nuestro país, que se ha llevado por delante tantas cosas y que ha expulsado a jóvenes en un destierro obligado, siendo la emigración la salida al miedo, a la rabia y la esperanza  de reconquistar el paraíso perdido, que forma parte de una realidad y un drama que está en la mente de todos los venezolanos, algunos por no poder irse y otros por no querer hacerlo.

Leerla sin conmoverse, sin sentirse identificado, sin que te duela tu país es imposible. Este es el relato de la Venezuela contemporánea que, entre elementos de thriller, misterio, amor, comedia y locura, nos lleva a reflexionar sobre la época en la que vivimos. Es, sin duda alguna, una novela obligatoria para todos los venezolanos, pues en ella se plasma nuestro derrumbe moral y político que ha afectado a tantas generaciones y que las ha alienado a solo recordar una sociedad en pleno derrumbe.

 Rugeles denuncia la ingenuidad, la pasividad y el conformismo, a través de la confesión personal, la memoria desesperada y la esperanza, matizada con el humor cotidiano, que nos permite reconocernos en Gabriel Guerrero y nos hace llorar como unos carajitos. En definitiva, una novela para sufrir y para gozar que tienen que leer, porque uno “vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida y entonces comprende cómo están de ausentes las cosas queridas…”.

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