Porqué deben ver ¡madre! De Darren Aronofsky.



 

Darren Aronofsky es conocido por películas como “El cisne negro” o “Noe”, siendo siempre el blowmind un elemento característico. Quien conoce su trabajo, sabe que o lo amas por entenderlo, o lo odias por no hacerlo. En esta ocasión, decidió traernos una película que se nombra en minúsculas y con signos de admiración, cuyo guión terminó en apenas cinco letras y que es su trabajo más arriesgado.

A través de personajes sin nombres, nos presenta a “Madre”, interpretada por Jennifer Lawrence, que vive junto a su esposo “Él” (con mayúsculas) Javier Bardem, que es poeta. Ella se dedica a arreglar su hogar en las afueras del mundo, mientras que Él intenta superar el bloqueo creativo que le impide culminar su próximo éxito. Sin embargo, cuando aparece un inesperado invitado (hombre) interpretado por Ed Harris y posteriormente su esposa (mujer), que viene a ser Michelle Pfeiffer, todo comienza a ir de mal en peor para la mujer que habita la casa, pues desesperadamente pide que los invitados abandonen su hogar, pero su esposo opta por ignorarla…

Si vemos el tráiler puede parecer una película de suspenso, incluso de terror según se vea. Pero ¡madre! Va mucho más allá. Desde las tomas, hasta el mensaje final, es una película que nos mantiene tensos, con una sensación de angustia constante. Todo gira alrededor del personaje de Lawrence, pues todas las secuencias son sobre el dolor de la madre y conocemos los espacios de la casa a través de su corta visión, con muy pocas tomas generales. El director la convierte en el personaje protagonista absoluto y es, a través de ella, la manera que consigue para desentrañar las incógnitas y los misterios que van apareciendo.

Por momentos, madre parece un tanto inocente, ingenua e incluso llega a desesperar por su pasividad ante el caos en el que vive, aguantando todo lo que Él pone dentro de sí. Sin embargo, ya para después de la mitad de la película, toma una fuerza increíble y se alza contra aquello que la oprime. ¡madre! Es una de esas películas que a través de su trama deja sueltas ciertas cuestiones que concluyen en un final que para cada espectador será distinto y que se puede analizar desde el deseo de fama y sus consecuencias, pasando por los sacrificios que se hacen por amor, hasta llegar a alternativas que tienen que ver con religión, muerte y trascendencia.

 Aronoskfy dota a ¡madre!, como era de esperarse, de metáforas y simbolismos claros e inquietantes para quien ve la película con atención. La analogía sirve para dividir a la película en dos partes sumamente claras, en una especie de antiguo libro, una pausa, y luego las nuevas escrituras, para dar paso a la época actual, mientras que se produce el choque del amor, la admiración y apoyo de madre hacia su esposo, que necesita siempre algo más y pasando eternamente por encima de ella.

Sin caer en spoilers, es conocido que la filmografía del director nos ha dado momentos de los más perturbadores en el cine y en ¡madre! Esto no sería una excepción, pues ya para el final de la película hay una escena de unos 40 minutos que muestra al hombre en su estado más violento, más inverosímil, más animal, ofreciendo un momento impactante, desagradable, que llena de horror el cuerpo, sumamente impactante, que se quedó en mi mente y que nunca se había mostrado en un film de gran estudio.

No falla en absolutamente nada, la fotografía está sumamente cuidada y el sonido resulta estremecedor, así como los efectos especiales. Pero, ¿por qué tiene tan malas críticas? Fácil, porque no la han entendido. Entre los múltiples análisis que podríamos sacar de ¡madre! Yo me iré por el lado bíblico porque quizá es el menos evidente, el más complicado y el motivo que llevó a Aronoskfy a construir una película como esta después de haber hecho Noé.

Comencemos por el interior de la casa, quien conoce de arte sabe que las pinturas de Edward Hopper o Johannes Vermeer estaban basadas en el concepto de la prisión que la humanidad ha construido por sí misma a través de sus propias estructuras, como casas o edificios. A partir de ahí ¡madre! Muestra a Lawrence atrapada dentro de la estructura que construyó, capturando la soledad que siente dentro de su propia creación. Vive confundida y desapercibida de todo lo que ocurre dentro de sí, transmitiendo el dolor que existe dentro de los confines de la creación.

Sumado a esto, complementa el film con una banda sonora que sumerge al espectador en el cuerpo de la protagonista, como si fuera el vientre materno, experimentando a través de ella el mundo a su manera.  Crean un ritmo para el mundo, que incluye diferentes sonidos que encarnan la intensidad, la paranoia y el caos. Así, dan pie a un mundo más allá de la pantalla, dando la sensación de estar destruyendo al personaje de Lawrence.

¡madre! Podría verse como la historia de un marido que descuida a su mujer porque todo lo demás es más importante. El personaje de Javier Bardem incluso puede pasar por un buen esposo, pues irónicamente, a pesar de rodearse de gente que intenta ayudarlo en su escritura, solo encuentra inspiración en su esposa. Así, da pie a múltiples metáforas que hablan del egoísmo humano y como hemos acabado el mundo, haciendo alegorías a la biblia, donde Él representa a Dios, la casa viene a ser la tierra, donde viven todos,  y el personaje de Lawrence simboliza a la Madre Tierra, por ello cuida su hogar y se empeña en convertirlo en un paraíso.

Mientras, Él, que ya lo creó todo, se dedica en escribir un nuevo libro, ya que el primero fue todo un éxito (el Antiguo testamento). Entretanto, llega hombre, que inquieta a madre y que el personaje interpretado por Bardem intenta tranquilizar, haciéndole entender que su responsabilidad es atenderlo. Entendemos a este señor enfermo como Adán, e incluso, en una escena se ve que tiene una cicatriz en la espalda, siendo esto una clara alegoría al lugar de donde salió Eva, que fue formada a partir de una costilla del personaje en cuestión. Poco tiempo después, aparece en la película “mujer”, que se presenta como una chica supremamente entrometida y curiosa, que lleva a hombre a tocar y romper el mineral que Él les había prohibido tocar, haciendo que se enfurezca y los expulsa del cuarto, aunque no de la casa, logrando de esta manera una reconstrucción a la perfección de las primeras páginas del génesis.

Ella espera que se vayan de su casa, pero es ahí cuando la pareja (hombre – mujer) recibe a sus hijos, que simbolizan a Caín y Abel que, tal y como en la Biblia, se pelean por creer que uno era más favorecido que otro, logrando que el mayor mate al menor. Luego de esto, se van, y madre queda sola por un tiempo, hasta que regresan a velar al fallecido y comienzan a llegar más y más personas, que desordenan su casa, mientras que intenta calmarlos para que no sigan haciendo desastres en lo que tanto le ha costado construir. Ignorando sus plegarias, los visitantes rompen un inodoro que inunda a la casa y de nuevo, surge una alegoría al Diluvio Universal, donde todos quedan expulsados del Edén.

 

Luego de tratar toda la parte del génesis, Aronoskfy aborda ese intervalo de la Biblia, donde la madre se embaraza y Él consigue la inspiración para su nuevo libro, logrando el éxito deseado y la casa comienza de nuevo a llenarse de más y más personas. Introduce a través del niño a la figura de Jesús y, por ende, al Nuevo Testamento, mostrando a su hijo a todo aquel que se cruzara por su camino, que lo pasean hasta que lo matan, se deshace y se lo comen, representando así el sacramento de la comunión, haciendo literal el comerse el cuerpo de Cristo, concluyendo que él vino puro al mundo para salvarlo, pero que  los humanos hemos malinterpretado su existencia para utilizarlo más para el mal que para el bien.

Poco a poco, abandonamos el Nuevo Testamento y nos abrimos paso hasta la actualidad, donde esa casa se ha convertido en un Caos y la madre llegó a su límite, explotando, llevándose por su paso todo lo que la rodeaba. Pudo haber tenido un hogar tranquilo, pero los humanos destruyeron todo lo que con tanto esfuerzo construyó. Ve a los humanos como una amenaza y toma medidas para que ellos se vayan (desastres naturales) pues estamos tentando a que, así como en la película, la Tierra acabe con nosotros.

Por último, el director hace una representación de lo que sería el Apocalipsis, concluyendo que al final de todo, aunque muera el Planeta, Él (Dios) creará nuevos lugares, pues necesita ser venerado. Vemos que ignora completamente las suplicas de madre y da a entender que el humano hace realidad todo lo contrario de lo que la Biblia transmite, mostrando la crueldad del ser humano y haciéndonos sentir culpables por nuestra naturaleza destructora y el cómo acabamos como madre.

 

Así, Aronofsky deja sueltas preguntas como: si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, ¿estamos eternamente condenados al egoísmo y la obsesión por lo nuestro? Y que, en definitiva, hacen de ¡madre! Una película distinta que, si bien no todo el mundo apreciará, todos deben ver, porque es esa clase de films que te hará replantearte tu razón de ser. Una obra maestra.



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