Me encantan los ensayos.
Tengo una debilidad por Virginia Woolf y otra
por los ensayos, así que luego de leer La señora Dalloway, me propuse leer
todos sus títulos, mientras investigaba me topé con Un cuarto propio, un ensayo
escrito por ella que habla del papel de la mujer en la literatura y en el mundo
en general, así que no dudé en leerlo y enseguida me puse con él.
La vida de Virginia Woolf estuvo marcada por
la desgracia y la muerte, desde muy pequeña estuvo perseguida por ese monstruo
de la guadaña, murió su madre, su padre, su hermanastra, se cree que fue violada, padeció de trastorno
bipolar, no se sabe con exactitud si la presencia de su esposo Leonard fue realmente
positiva en su vida, a fin de cuentas terminó suicidándose, ahogándose en un
río. En sus libros se puede ver cómo su vida estuvo siempre en un constante
subir y bajar de emociones, e inclusive hay estudios sumamente interesantes que
desglosan la obra de Woolf punto por punto y la analizan desde el punto de
vista psicológico y encuentran grandes rasgos bipolares en sus letras. Sin duda
alguna, es un personaje digno de admirar, una de las pioneras del feminismo y
una mujer que siempre luchó por sus derechos.
En su época, éste libro estuvo dirigido
exclusivamente a universitarias aspirantes a ser escritoras. En aquel entonces,
darle educación a una mujer no era algo primordial, para qué si no había nada
mejor que el matrimonio, y eso se nota por la forma en la que habla de los
pocos fondos que se recaudaron para la universidad femenina y lo imposible que
le fue proveer a las jóvenes de cuartos propios donde pudieran escribir
sin interrupciones, de ahí que el título
sea Un cuarto propio.
Virginia Woolf dijo en su ensayo que para que una mujer pudiera escribir necesitaba un cuarto propio e independencia monetaria. Que no le extrañaba que las mujeres hubieran escrito tan poco y que la literatura hubiera estado dominada por el género masculino, ya que hasta hacía poco tiempo, se les negaba, inclusive, la educación y se les preparaba para la vida conyugal. Realiza un estudio hipotético en el que se imagina el caso de que William Shakespeare hubiera tenido una hermana, con su mismo talento, pero que, sin embargo, no pudiera explotarlo ya que ella no tenía derecho a estudiar, siquiera a leer. El razonamiento de Virginia Woolf no puede ser más cierto, las mujeres que lograron publicar, lo hicieron bajo algún seudónimo y a pesar de su condición, como lo hizo ella misma en algún momento de su carrera literaria, bajo el seudónimo de E.M Fóster. El libro fue publicado en 1928 y es increíble ver cómo no está tan alejado de la modernidad, se cree que hoy en día si existe una igualdad, que las mujeres están al mismo nivel de los hombres y no es así, si bien hoy en día tenemos más voz, gracias a personas como Woolf, la igualdad por completo no se ha logrado, entre nosotras mismas nos discriminamos, y ya es hora de que esto acabe.
El libro se divide en seis capítulos que se
abordan de ésta manera.
En el primer capítulo, Virginia señala las
diferencias fundamentales que hay a la hora de la educación entre los hombres y
las mujeres, y pone como ejemplo cómo ella no podía entrar a la biblioteca de
su universidad si no estaba acompañada por un profesor o tenía una carta de
autorización de uno de ellos. Al igual que en la comida, mientras que los
chicos cenaban buena carne, ensaladas, papas y vino, ellas cenaban sopa
sencilla, carne barata y agua. Y finaliza diciendo que el principal problema es
la pobreza de las mujeres, ya que todo el dinero que obtenían era dado a los
hombres, que invertían dinero en ellos y nunca en sus esposas, o mujeres en
general.
En el segundo, llega a la conclusión de que
a lo largo y ancho del mundo hay hombres
opinando sobre mujeres, sobre cosas muy distintas, y narra que durante su visita
al Museo Británico, se da cuenta de la gran cantidad de libros escritos por
hombres sobre mujeres, que no tienen ni idea y que algunos son inclusive
frívolos, burlones, demasiado proféticos, morales o amonestadores.
En el tercer capítulo, se basa en las condiciones que vivían las mujeres en Inglaterra en el tiempo de Elizabeth, y ve un problema en que ninguna mujer escribiera una palabra de esa asombrosa literatura. Dice que aunque la literatura es tratada como una diosa (femenina), la realidad es otra, ya que como señalaba su profesor Trevelyan a la mujer la encerraban con llave, la maltrataban y la castigaban. Es aquí donde Virginia expone el caso hipotético de la hermana de Shakespeare, y opina que muchos de los poemas anónimos escritos durante la época, sin duda alguna eran hechos por mujeres reprimidas.
Ya en el cuarto capítulo, la autora hace un
recorrido por las mujeres escritoras como Lady Winchelsea, Apra Behn o Margaret
of New Castle, y resalta la gran creatividad que se vio en las mujeres a
finales del siglo XVII, pues ya podían hacer dinero mediante su escritura. Fue
en éste período donde la mujer de clase media empezó a escribir y la literatura
femenina tomó otro rumbo y no se concentró en la simple aristocracia encerrada
en su casa de campo, o en el adulterio. Crica la literatura radical femenina, y
dice que no considera que saque no mejor de la autora, sino toda su rabia y
frustración.
En el quinto capítulo, observa que se
encuentran todo tipo de libros escritos por mujeres y, aunque predominan las
novelas, hay libros de todo tipo, desde arqueología hasta biografía, aquí ya la
mujer es mucho más diversa y compleja, y es en ésta fase donde el temor y el
odio comienzan a desaparecer.
Ya en el último capítulo, la autora llega a sus conclusiones, y en ellas considera que “el estado normal y placentero es cuando están en armonía los dos (hombres y mujeres), colaborando espiritualmente. Hasta en un hombre, la parte femenina del cerebro debe ejercer influencia; y tampoco la mujer debe rehuir contacto con el hombre que hay en ella. Quizá una mente del todo masculina no puede crear, como tampoco una mente femenina. Quizá la inteligencia andrógena propende menos a esas distinciones que la inteligencia de un solo sexo” (base del feminismo)
Siento que no se le da la importancia debida
a un movimiento tan fundamental, importante e imponente como el feminismo,
quiero decir, ¿por qué no abordarlo en las escuelas? ¿Por qué no tomar un libro
como éste y abordarlo en el colegio? Ahí se evidencia que no hemos terminado de
progresar y que un libro tan pequeño (150 páginas) como Un cuarto propio no ha
perdido ni un ápice de modernidad, seguimos sin querer afrontar el problema de
frente, seguimos dejando de lado las adversidades, sin duda alguna invito a
cada uno de ustedes a leerse ya Un cuarto propio y a invitar a sus amigos,
familiares, conocidos, ¡a cualquier persona! A hacerlo, ya que no sólo aborda el
papel de la mujer en la literatura, sino la labor de la mujer en general, cómo
siempre ha sido mal vista y malinterpretada y de cómo nunca se nos ha tomado en
cuenta como seres humanos, completamente capaces y en pleno uso de sus
facultades. Virginia siempre fue una rebelde, una luchadora, que estuvo, dentro
de su locura, siempre consciente de lo denigrado que estaba su papel y el de
todas las mujeres en la sociedad en la que se desarrolló, que dentro de un
mundo de ciegos, siempre tuvo ojos para analizar y criticar todo lo que estaba
mal en su entorno, quizá por eso terminó como lo hizo, y tal vez fuera
necesario.
El valor de ésta obra radica en la emoción impresa en sus páginas, en ese grito de libertad que sintetiza en 150 páginas los deseos de tantas mujeres, entre ellas Woolf, y el intento por hacerse entender, en una exhortación hacia la autodeterminación.
En definitiva, Woolf
concluye en que sí, las mujeres han hecho muy pocas cosas, pero en realidad es
porque no tienen medios. Ella dice que espera que en cien años, las mujeres
dejen de ser consideradas el sexo débil. Falta poco más de diez años para que
el lapso de tiempo se cumpla, quizá ya no es tan obvio, son otros los
problemas, pero seguimos estando en desventaja, las cosas han cambiado, sí,
pero no con la fluidez con la que me gustaría, sin embargo, me consuela pensar
que ya muchas mujeres poseen un cuarto propio, y energía para seguir
escribiendo.
El otro día lo vi en la librería y, nada más leer la sinopsis, me llamó muchísimo la atención y supe que tenía que leerlo, pero no me lo pude llevar a casa T.T Y encima ahora leo tu opinión y me entran aún más ganas de tenerlo xD Para la próxima no se me escapa.
ResponderEliminarPor cierto, he terminado leyendo la entrada por encima porque me gusta tener una idea general de este tipo de libros, para así descubrirlo por mi misma, así que prácticamente lo que cuentas de los capítulos me lo he saltado, pero te ha quedado una entrada para envidiar *-*
¡Muchos besos!
La verdad es que miro a mi biblioteca, y tengo más libros de autores que autoras, que parecen estar encasilladas en el género romántico. Es un tema para abrir cien hilos y nunca se acabaría el debate. Espero que cambie pronto, y que lo veamos, que no tengan que pasar otros cien años. Por cierto, de Woolf solo de leído La señora Dalloway, y me encantó. Besos.
ResponderEliminarGenial entrada, enhorabuena :)
ResponderEliminarMe has animado a leer ensayos y más mujeres! ^.^
Comparto completamente esta forma de pensar y me encantaría que este tema lo aborden más en las clases, pero todos parecen evitarlo. Me dieron muchísimas ganas de leer el libro y de leer a la autora en general.
ResponderEliminar¡Muy buena reseña! ¡Un saludo!
Tenía dudas de leerlo o no, nunca he leído libros de esta autora por lo tanto, no sabía cual era su estilo, tu reseña me animó a leerlo, ya que lo tengo descargado en mis e-book desde hace meses y cada vez que lo miraba para buscar libros nuevos que leer, no me convencía. Suponía que la temática era otra. Me da buenas vibras, y ahora que casi no tengo tiempo de leer, quiero escoger los que de verdad valgan la pena.
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