Así, la novela se divide en cuatro partes, que a su vez se
seccionan en cuatro capítulos, narrados por diferentes voces, que cubren desde
el 2001 hasta el 2004. En ellos, la autora reflexiona sobre sobre recuperarse
del duelo y regresar a la vida, por mucho que cueste. Noelia se murió y la vida sigue. Una vida miserable, si se quiere, pero
aún como y cago, dicen los personajes. Yendo hacia atrás, la autora hace
una metáfora de ese proceso de dolor, donde se retorna al pasado en busca del
que ya no está, mientras se lucha en el presente por sobrevivir.
Las múltiples voces se expresan esperando con sus palabras
suplir los vacíos de una ausencia que, de tanto recordar, se vuelve presencia.
Umami invita a la reflexión sobre la ausencia en todas sus variedades, en la
que Jufresa reproduce un hecho inevitable de la vida desde diferentes
perspectivas que construyen un mural de tonalidades.
Casi a modo de cuento, Umami brilla con un lenguaje muy
cuidado que le da personalidad a los personajes y una prosa elaborada que le
dan un plus a la historia, que gira en torno a temas sensibles, que invitan a
reflexionar sobre el no estar desde una perspectiva caleidoscópica, donde no se
buscan respuestas, sino consuelos. En reversa, Laia Jufresa renueva viejos
temas y, bajo una apariencia superflua, matiza con claridad en cada cara lo que
la pérdida representa. Así, Umami es un gran rompecabezas que se arma con cada
frase suelta, uniendo cada recuerdo para
armar una novela preciosa.
En sí, en su sentido anacrónico, Umami es una metáfora, ya
que en el duelo, el pasado y el presente se funden, así como la lengua humana,
aderezados con cinismo y humor, mientras que los personajes intentan explorarse
a sí mismos y conectar con su mundo sea como sea, resistiendo como pueden los embates
de la vida cotidiana. En definitiva, Umami explora la relación entre polos
opuestos, entre tragedia y esperanza, muerte y vida, pérdida y consuelo, con
caracteres que se burlan de su desgracia para curar la miseria. Con un sabor
parecido al umami, por momentos dulce, otros salados y a veces ácido, Jufresa
juega con la versatilidad e inestabilidad de las emociones para construir una
novela donde la nostalgia y la tristeza se refugian en la risa para vivir en
plenitud. Es preciosa.
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha encantado tu reseña,te expresas de maravilla.
El libro tiene muy buena pinta y va directo a la lista de deseos.
¡Un beso!