Santiago se va, José Urriola.

Santiago se va, pero no antes sin dejar una caja a su más cercano amigo y compañero de trabajo. Dentro había una petición y un mapa de Islandia con una equis que señalaba, cual clásico mapa pirata, un lugar muy lejano donde debía documentar en quince días su vida, a través de entrevistas con su familia, su primera novia, su primera esposa, su primera amante y su última pareja. Al terminar, deberá esperar diez años para repetir exactamente las mismas entrevistas con las mismas mujeres, que le dan una respuesta distinta luego de cada charla. Gracias a este juego de preguntas y respuestas, Urriola nos permite conocer las distintas perspectivas que tenían de Santiago, partiendo de las experiencias que cada uno tuvo con él, dándonos la imagen de un hombre solitario, enamoradizo, misterioso y agresivo.

El escritor presenta al personaje como un creador de inventos imposibles, cuya visión de vida giraba en torno a la paz, el suicidio, la estupidez humana y el sentir que no se pertenece a ningún lugar, cosa que nos ataca a todos a lo largo de nuestras inexplicables vidas. Es una novela maravillosa, acompañada de un soundtrack increíble que le da un plus a la historia de Santiago, que se va.

Es la primera vez que leo a Urriola y he quedado completamente fascinada. Tiene un estilo increíble que, sin duda, seguiré leyendo, pues en esta novela, logra mantenernos, casi sin darnos cuenta, rondando la pregunta de ¿quién es realmente Santiago? Sin repetirse ni aburrirse ni un segundo, ya que reflexiona sobre la realidad y la identidad, que están allí, pero es distinta para cada uno de nosotros.

¿Quiénes somos? He ahí la duda. José Urriola la complementa con máquinas, experimentos y la realidad como un lugar sin certezas, donde lo único que puede salvarnos es lo que el amigo de Santiago construye: la literatura, una verdad narrada. En definitiva, una novela excelsa que tienen que leer y que, para mí, se encuentra entre lo mejor de las letras venezolanas de todos los tiempos.