Qué duro ser el “amante”.
Nunca había leído a
Duras. El amante me parecía su mejor opción, pues es seudoautobiográfica, que
se ambienta en la Indochina Colonial y donde la escritora parte de su amante
Lee Von Kim, luego de que años más tarde la llamara para decirle que aún la
amaba y para recordarle la relación amorosa que tuvieron cuando ella sólo tenía
15 años, que la inspiró para escribir su novela, donde rememora su iniciación
al deseo, el amor y el odio, que recorren la novela, que comienza con la bella
frase icónica “Muy pronto mi vida fue demasiado tarde (…) a los 18 años envejecí”.
Tal y como en la vida
real, El amante trata sobre una adolescente francesa que vive en Indochina y
cuya familia está en bancarrota. Ella se hace amante de un chino adinerado y
están juntos por año y medio, a finales del siglo XX. Tan solo tiene 15 años y
el 26, que da pie a que la autora aborde la relación tormentosa entre la joven
y su familia, formada por su madre loca, su hermano mayor violento y su pequeño
y temeroso hermano pequeño. Pasando del amor al odio, muy pronto descubre que
debe irse, emanciparse de su familia y salir de la pobreza en la que viven,
escapando de la miseria gracias a su relación con el chino, que es rechazada
por ambas familias, mientras ellos siguen viéndose a escondidas, atraídos por un
deseo sexual más que amoroso, narrado a través de una voz que se desdobla en
primera y tercera persona.
Duras introduce
párrafos cortos y frases concisas para narrar su historia, ligados con los recuerdos
y el pensamiento que van y vienen de manera desordenada, sin avisar y con
rapidez, generando sensaciones contradictorias como la adolescencia misma,
pasando de un lado a otro en una historia de amor, odio y deseo, provocando una
tormenta de sentimientos en el lector, logrando conmovernos y poniendo en
discusión convencionalismos y prejuicios.
Hay cosas que sólo se
dicen con el cuerpo. Hay otras que se resuelven con la palabra. Pero, sin duda,
hay algunas complicadas que se manifiestan en ambas ramas. Dos de esas son el
amor y el dolor. Es increíble la relación implícita que hay entre ellas, porque
no se experimenta uno sin el otro. Por su paete, el amor es expresivo por
naturaleza, que vuelve a quien lo recibe en un Dios para quien lo da, más aún
si no es correspondido, donde se halla la raíz del dolor, que es incomunicable,
se padece en la más triste soledad, pero el que se entrega se pierde para sí,
aunque el amor sea correspondido, dando origen al fenómeno que llaman “goce” en
el que el placer es un reflejo y, como bien dice Teresa de Ávila, “el amante en
el amado transforma”. Es así como la autora admite que su vida no fue tan
placentera como desearía, expresando en El amante su experiencia sobre el amor
y el dolor, que se han expuesto y confrontado, concentrados en esa frase de que
en su vida muy pronto fue demasiado tarde, donde condensa sus sentimientos que
demuestran porqué ya había pasado su tiempo.
Y el amor deja huellas
y cicatrices en el rostro, por eso, quien ha amado exhibe las marcas de su
mordida, enfrentándose a su vivencia y memoria, mediante el goce y el dolor de
la escritura que la escritora demuestra en El amante.
En definitiva, un libro indispensable, que me ha encantado y que les recomiendo muchísimo. Para ampliar sobre la vida de esta escritora, les dejo este trabajo que aborda bastante bien el tema: http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/23_24_dic_ene_2016/TiempoenlacasaNo23_24_dic_ene_2016.pdf
Lo tengo preparado para empezar,¡qué casualidad!, en cuanto lo acabe me vuelvo a pasar para comentarte.
ResponderEliminarSaludos.